~El misterio~ {Justin Bieber & tú}

Capítulo 38.

El partido empezó justo a las 22:00 de la noche. El equipo contrario nos quitó la pelota y se dirigieron hacia nuestra zona pero Ryan se las arrebató. Cruzó medio campo hasta llegar al área del equipo contrario. Me la pasó, me posicioné delante del portero y lancé haciendo que la ficha entre en la portería.

Las luces se apagaron justo como lo habían planeado. Pude escuchar como todos gritaban y después se quedaban en silencio. Corrí hasta la salida de la pista donde supe que Ryan me estaba esperando.

-Vamos, bro. -Le susurré mientras me quitaba los patines y la equipación.

-En nada van a volver a encenderse las luces, no te entretengas. Como nos pillen estamos muertos.

-O con otro castigo.

-No creo que hacer esto en la Universidad nos lleve a un castigo. Como mínimo nos expulsan.

-Bah, estoy acostumbrado a estas cosas. -Moví la mano con desdén.

-Tú. Pero estamos intentando que no se entere nadie. -Ryan cogió mi brazo con fuerza y me sacó de los vestuarios.- Y como nos pillen,  _____ se enfadará contigo. ¿Quieres eso?

-No será la única que se enfade. -Me quejé pensando en Bea.

-Eso ya lo sé.- Ryan volteó los ojos.

Los dos nos dimos toda la prisa del mundo para llegar a la puerta del recinto. Cogimos nuestras chaquetas de cuero de una taquilla y nos la pusimos al mismo tiempo que caminábamos hacia el exterior. Hacía un poco de frío, pero no tanto ya que la época de invierno se estaba alejando y ya estaba entrando la primavera.

-Esto nos va a costar caro.- Le susurré a Ryan mientras caminabamos hacia la puerta de salida.

-¿A qué te refieres, bro? -Me miró poniendose bien el cuello de su chaqueta.

-Por el equipo. Espero que no nos echen.

Ryan no dijo nada ya que habíamos llegado a la puerta de salida. Allí nos esperaba una limusina negra de esas que usan los famosos. Solo que este hombre ganaba demasiado dinero en vender drogas.

La ventanilla tintada se bajó haciendo que mi cuerpo se estremeciera. Me encantaba la sensación de peligro. La adrenalina correr por mi cuerpo. Se me hacía excitante. Más de lo que recordaba.

Un hombre con gafas negras apareció tras el cristal vestido con ropa elegante. Estaba más gordo de lo que me esperaba. Apenas cabía en el asiento.

-¿Bieber y Butler? -Preguntó.

Los dos asentimos. El hombre inclinó la cabeza hacia un lado mostrandonos una sonrisa simple.

-Si. Somos nosotros. -Hablé tomando el mando.

-¿Me traeis el dinero?

-Si.

-Bueno, pues necesito que me hagais unas cosas antes de que os de la mercancia. -El hombre sacó un papel de unos de los tantos bolsillos que tenía su traje y lo extendió.

-Perdone señor, Rodriguez. Hemos venido aquí para recoger el pedido que necesitamos no para hacer encargos. No eres nuestro jefe.

-Señor Bieber, sé que tú eres el jefe de tu banda, no soy tonto. Os conozco. -Soltó una carcajada que no me gustó nada.- Pero sé que sois unas de las mejores bandas de Canadá y os necesito para esta 'aventura'. Como ustedes los veis.