Capítulo 21.

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Recé mentalmente porque no le diera por mirar hacia las gradas y que me encontrara. Rezaba por no encontrármelo todo este tiempo que estarían aquí. Pero eso era imposible, con la mala suerte que llegaba a tener y lo poco que me quería la suerte, seguramente me lo encontraría en cualquier sitio.

El hombre del megáfono dijo los nombres de los chicos del equipo.


-Justin Bieber número 6, Ryan Butler número 7. Son los mejores jugadores que tiene este equipo de Canadá. -Habló el hombre del megáfono.


Después desconecté. Si que eran ellos y no estaba soñando. Zac se había encargado de pellizcarme un par de veces mientras nos estabamos besando en el vestuario. Intenté tranquilizarme, pero empecé a sudar. Los nombres de los chicos no paraban de resonar por la cabeza. Tendrían habitación aquí, tendrían que estudiar aquí, entrenar aquí. Por suerte Justin esté enfadado y cuando me vea ni me dirija la maldita palabra. Entonces mi mente volvió a rezar para que eso fuera posible.

A las horas acabaron las presentaciones y yo había quedado con Zac para escaparnos por la noche a celebrar que había comenzado el campeonato. Tenía sueño, estaba cansada y tenía la mente saturada. Tanto pensar en Justin me estaba chamuscando el cerebro. Cuando había conseguido echarlo de mi vida, aparecía de nuevo. Siempre me dijeron que eso pasaba con los amores imposibles. Mi amor con Justin es pasado y no quiero verle esa cara de Dios en la vida.

Me dí una ducha rápida después de dejarle un mensaje a Zac diciéndole que nos encontrábamos en el aparcamiento de la Universidad en 10 minutos. Salí, me puse unos pantalones vaqueros  ajustados, una camisa azul y una chaqueta de cuero. Me puse mis botas negras con un poco de tacón y me maquillé con un poco de brillo de labios. No me gustaba ir excesiva con el maquillaje. Deslicé mi móvil por el bolsillo de mi pantalón junto con 20 euros y cerré la puerta mi habitación con llave. Lo bueno de no compartir habitación con nadie era que cuando Zac venía, no molestábamos a nadie, ni nadie nos molestaba a nosotros. Y era genial, tenías intimidad sin tener que decirle a alguien que se fuera porque querías estar con tu chico. Las peleas con Cristal a veces se hacían presentes, pero por suerte ya no eran tan pesadas como las anteriores. Ya no hubo más cortes ni más golpes. Solo amenazas e insultos.

Recorrí el pasillo solitario de las chicas. Había una luz tenue que solían dejar por si las moscas. Bajé las escaleras con el mayor sigilo del mundo y fui a paso rápido hasta la puerta. Una vez fuera, suspiré dejando escapar todo el aire que tenía retenido y no me había dado cuenta. Parecía una espía escapando de mi casa para ir a vigilar a mi objetivo. En este caso, ni era espía, ni tenía ningún plan malvado hacía alguna persona. Me abroché la chaqueta ya que hacía fresco y esperé impaciente.

Unos brazos rodearon mi figura sorprendiéndome pero enseguida supe quien era. Me giré y agarré su nuca atrayendolo ami. Devoré sus labios. Al principio no me siguió pero segundos después sus labios se movieron al mismo compás que los míos. Nos separamos por falta de aire. Miré sus enormes ojos azules con aprecio y amor.


-Joder, nena. -Jadeó.- ¿De dónde has sacado tanta pasión? -En sus labios se formó esa sonrisa que tanto me encandilaba.

-Contigo siempre hay pasión y lo sabes. Tú fuiste quien casi me come en los vestuarios, ¿recuerdas? -Alcé una ceja jugando con él.

-Claro que lo recuerdo. Que pena que no pudimos acabar. Pero que sepas que me estaba dando la suerte con tus labios.


Reí ante su tonto comentario. Últimamente tenía muchos de esos y me hacían mucha gracia. Parecía un niño pequeño cuando se ponía así. Cogí su mano y le dí un leve apretón.

~El misterio~ {Justin Bieber & tú}Where stories live. Discover now