Capítulo 24; (Mini - Maratón)

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Mordí mi labio inferior y cerré los ojos. Cogí aire, conté hasta 10 y lentamente lo fui expulsando. ¿Me acababa de decir que me seguía amando? Me lo acababa de decir Dios mio. Volví a repetir el proceso de la respiración ya que me estaba volviendo a poner nerviosa y tenía que estar lo más tranquila posible. Le miré a los ojos y me eché un poco hacia atrás, porque olía su mentolado aliento en mi cara y me estaba poniendo de los nervios.


-Lo siento Justin, pero yo ya no siento nada por ti. Tengo un novio estupendo al que quiero un montón. Además de que lo nuestro ya no es posible. ¿No te das cuenta todo lo mal que hicimos en conocernos? No debiste acercarte nunca ami. -Negué rápidamente. Sabía lo que venía después de esto. -Lo siento, pero cariño, sé feliz con Lorena que ami no me hacéis falta ninguno de los dos.


Dicho todo esto, que ni sabía de donde había sacado las palabras ni la fuerza, me volví hacia el microscopio e hice como si nada. Justin gruñó a mi lado. Mi cuerpo se tensó, tenía miedo de lo que podría hacerme ahora. Pero no hizo nada, se levantó de la silla, se colgó la mochila y sin decir nada más, salió de la clase. Me relajé cuando desapareció.



Nada más acabar la clase salí corriendo de ella para buscar desesperadamente a Bea. ¿Dónde mierda estaba cuando la necesitaba? Saqué mi móvil de la mochila y marqué su número. Como no lo cogía lo intenté unas cuantas veces pero nada. Alcé la mirada y me choqué con un cuerpo. Sus brazos me agarraron con fuerza y me sostuvo para que no me cayese. Ahí estaba mi salvación. Me abracé a su cintura e inhalé su aroma. Me relajé como pude para que él no notara mi nerviosismo y tensión que había acumulado en la clase de física.


-Hola mi amor.- Dijo alegre.

-Hola cariño. -Alcé la cabeza y le propiné con un intenso beso.


Él me siguió un poco confuso. Yo no era de las que le metía la lengua hasta la garganta cuando estábamos en medio pasillo con millones de alumnos mirándonos. Pero ahora mismo me daba igual, necesitaba saber que él estaba conmigo y que también me quería tanto como yo había conseguido amarle. Suspiró levemente cuando nos separamos por falta de aire.


-Woow, ¿a qué a venido eso nena? -Dijo con la voz ronca. Se la aclaró y sonrió.

-Es que tenía ganas de besarte... -Me sonrojé.

-Ais nena, cuanto me gustas. -Susurró cerca de mis labios para volver a besarlos. Sonreí sobre ellos cuando se separó.

-Oye, Zac, ¿has visto a Bea? -Pregunté mirando a todos lados.

-No, pero tengo clases en la clase de al lado, puedo decirle que quedáis para comer y os veis luego.

-Me parece bien. Gracias mi amor. -Le dí un pico.

-Todo por mi preciosa y hermosa novia. -Me guiñó un ojo haciéndome sonrojar de nuevo.


Nos despedimos y cada uno se fue a su respectiva clase. Después de unas horas demasiado largas, se acabaron las clases. Me di cuenta de que Justin estaba en Lengua y en Historia conmigo, aparte de Educación Física, pero había faltado a todas de ellas. Ryan le había escusado diciéndoles a los profesores que se encontraba mal y se había ido a su habitación. ¿Realmente eso era verdad? Todos sabemos que no.

Me metí en mi solitaria habitación deseando irme a comer. Zac se coló justo antes de que se cerrara la puerta. Pegué un chillido cuando lo vi entrar como un rayo pero me relajé al ver que era él.


-¿Te vienes a comer conmigo y con Bea? -Preguntó tirándose en mi cama. Esa cama en la que habíamos echo tantas veces el amor.

-Sip, ya voy. ¿Sabes dónde está? Tengo que contarle una cosa.

-Se la cuentas ahora cuando estemos todos en la mesa. Hoy no vamos a a cafetería vamos a ir a comer fuera.

-Como todos los viernes y martes.

-Exactamente.


Habíamos cogido una manía de ir a comer esas dos días fuera. La comida de la cafetería no estaba tan mal, pero tampoco es que estuviera exquisita. Así que esos dos días, que eran los días en los que no estábamos muy cansados, decidimos de irnos fuera a comer. La Universidad estaba en medio de New York y había un montón de restaurantes cercas en los que se comía perfectamente. Cada día, íbamos a uno distinto, a no ser que quisiéramos repetir en alguno en el que la comida nos encantara.

Cogí mi chaqueta ya que estaba el tiempo algo nublado y cogí la mano de Zac para dirigirnos fuera de la habitación. Una vez fuera, bajamos las escaleras hablando de cualquier cosa para encontrarnos con Bea hablando con un chico del equipo de Justin.


-Hola Bea. -Saludé.

-¡_______! Quiero presentarte a alguien. -Cogió la muñeca del chico y tiró de él hasta ami. -Es del equipo de Justin. Se llama Robert. Robert ella es _____, es de allí de Canadá.

-La conozco de todos aquellos rumores que había sobre ella y Justin y también de haberla visto por el instituto. También he visto a Lorena.


La sonrisa se me borró en cuanto pronunció ese nombre. Sonreí falsamente y decidí cambiar de tema antes de que estallara allí mismo. Debería de dejar de pensar en ella, pero es difícil cuando se trata de la chica que te ayudó cuando estuviste sola.


-Bueno, ¿vamos a comer o qué? -Pregunté de mala gana.

-Emm si si vamos, que me muero de hambre.- Exclamó Bea.- ¿Te vienes, Robert?

-No gracias, tengo planes con el equipo. -Respondió éste.


Solté todo el aire que tenía contenido. Gracias a Dios había dicho que no porque quería contarle a Bea lo de Justin cuanto antes y no podía hacerlo con ese tío delante. Ya tendría que decirlo con Zac delante... Pero tenía que confiar en él. Zac no es de la clase de chico que la lía cuando un tío que resulta ser alguien que se lió con su novia le ha dicho que aún le sigue amando.

Nos despedimos de Robert y nos fuimos a una pizzería. Después de pedir las bebidas y las pizzas, me armé de valor para soltar la bomba. Una vez que se encendiera, no podría pararla.


-Chicos, tengo que contaros algo.

-Cuéntanos. -Dijo alegre Bea.

-Somos todo oídos. -Continuó Zac.

-Antes estaba en clase de física, Justin se sentó a mi lado, bueno más bien porque el profesor le dijo que se sentara conmigo. Y entonces empecé a pasar de él y me preguntó que porqué le estaba ignorando y como vio que no decía nada productivo, me dijo que me seguía amando. -Cuando acabé de hablar estaba jadeando. Ya estaba, lo había dicho todo. Los chicos se quedaron mirándome, sin pestañear.- Y yo ni siquiera sabía que me quería... -Susurré mirando hacia una ventana. Unas gotitas estrellaron contra ella, estaba dando comenzando a una lluvia.


-¿Eso significa que me vas a dejar? -Balbuceó Zac.


Abrí los ojos sorprendida por esa pregunta. Eso significaba que no confía en mi,  o que no me cree en cuando le digo que le quiero. O simplemente que sepa que puedo dejarle por Justin. O pueden ser muchas cosas. Pero jamás pensé que podía decepcionarme así una persona como él. ¿Estaba desconfiando de mi?

~El misterio~ {Justin Bieber & tú}Место, где живут истории. Откройте их для себя