~El misterio~ {Justin Bieber & tú}

Último capítulo: 69.

Antes que nada, sé que me vais a matar al leer este capítulo. Peeeeero, tengo razones, ¿vale? Razones que pondré al final del capítulo. Disfrutad, pequeñas.

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-No puedes dejarme. -Me ordenó.

-¿Quién dice que no? -Me crucé de brazos enfrentándolo.

-Yo. -Se señaló a él mismo.

-Justin, necesito estar un poco alejada de todos los problemas.

-¿Yo soy tú problema? -Dijo incrédulo.

-No. -Negué con la cabeza.- Toda la mierda en la que trabajas. -Suspiré.

-¿Me vas a dejar por lo que soy? -Alzó la voz. -Pensaba que las personas se tenían que aceptar tal y como son.

-Y yo te acepto. -Susurré.

-¡MENTIRA! -Me gritó. Su respiración empezó a acelerarse, se estaba alterando. - Si me aceptaras no estarías dejándome por eso. -Apretó la mandíbula. -No me puedo creer que estés haciendo esto.

-Ponte en mi lugar, ¡joder! -Grité.

-¡Ponte tú en el mio! -Me gritó más él. -No sabes lo difícil que es para mi todo esto. Me gusta mi trabajo, pero también lo odio. -Mascullé.- Jamás tendría que haber salido contigo, jamás tendría que haberme enamorado de ti.

El aparato que controlaba los latidos de su corazón empezó a pitar. Agarré la mano de Justin pero éste soltó la mía. Sollocé.

-Justin, cálmate. -Susurré acariciando su cien.

-¡Déjame maldita perra! -Sacudió la cabeza haciendo que mi mano se quitara de ella.

-Justin, te va a dar algo, respira y cálmate. -Me alteré.

-¡No necesito calmarme! -Chilló

Sus pómulos estaban rojizos por culpa de su estado. Apretó las manos en las sábanas y gruñó. La puerta se abrió y dos médicos entraron a toda velocidad. Uno se fue directo al aparato que controlaba el corazón de Justin y el otro se acercó ami. Me agarró del brazo y me giró para que le mirara.

-Señorita, tiene que salir. Tenemos que controlar al señor Bieber. -Señaló con la barbilla al chico que estaba volviéndose loco en la cama.

Me fijé en Justin que lanzaba puñetazos al aire. Me fijé en sus ojos mieles, estaban soltando lágrimas. ¿Justin estaba llorando? No podía creérmelo. Eso simplemente hizo que todo mi cuerpo se volviera débil. Así que lloré y asentí rápidamente. El médico me sacó de la habitación y me cerró la puerta en la cara.

Apoyé mi frente en ella y estallé en llanto. Ver a Justin llorar había sido la gota que colmó el vaso. ¿Cómo podía ser así? Al fin y al cabo, siempre era un maldita egoísta. ¿Porqué no podía pensar más en los demás? ¿En él?

Unos brazos me rodearon. Un besó se deposito en la coronilla de mi cabeza haciéndome llorar más.

-Ya está, _______. Todo va a estar bien. -Susurró Ryan detrás mío.

Negué rápidamente y me giré para mirarle a los ojos.