3. El regreso de la chica de los vectores.

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"Él último de los Uchiha, él Jinchuriki de 9 colas y la posesión de "La Pantera Negra", este grupo será interesante"


-Kakashi.


Llegamos a la aldea, todos al parecer son muy amables, nos muestran una cordial sonrisa y nos permiten el paso sin problema, parece que se acuerdan de mis padres, llegamos y nos lleva casi todo el día desempacar y ordenar todo, mi cuarto es el mismo de cuando era niña, lo malo es que no tiene puerta, pero luego me encargo de eso, también es necesaria la construcción de una parte ya que esta demolida, de momento está cubierta con tablas que me dan humedad, toda la casa huele raro, pero estoy tranquila de estar de regreso, me siento muy feliz y estoy ansiosa por ver a Sasuke, mi mamá y yo iremos a dejar mis papeles a la academia, dejare la escuela ahora que seré una Kunoichi, pero seguiré con él estudio en mi casa en mis ratos libres, ese es el trato al que he llegado con mis padres, me cambio, me pongo mis ropas ninja nuevas, un vestido rojo, una licra y mi listón en el cabello, me tomo un minuto para mirarme al espejo hasta sentirme cómoda y salgo con mi mamá de camino a la academia, preferiría llevar mis papeles sola pero en la discusión mi madre amenazó con cancelar mi inscripción así que estoy en desventaja, sólo me ha quedado ceder.

Camino curiosa, miro a todos lados buscando a Sasuke, de verdad que lo extraño como nunca, mi corazón late con fuerza esperanzada de que salga por algún lado de la aldea que al parecer sigue igual, eso dicen mis padres e incluso mi hermano, pero para ser honesta yo no recuerdo mucho, mis pensamientos están en otro lado, todo es felicidad y tranquilidad, pero de pronto recuerdo, "el asesinato del clan Uchiha" no lo había contemplado desde que me dijerón que regresaría, de inmediato me deprimo, he sido muy egoísta, quizás Sasuke ya ni este viviendo aquí, le he abandonado, camino deprimida, mi madre se me adelantó y eso me molesta, veníamos juntas aunque admito que yo fui la que se quedó atrás. Mi felicidad ahora está llena de preocupación, recuerdo claramente que mi madre me ha dicho que él fue el único sobreviviente, pero y ¿si nadie se hizo cargo de él y murió? De inmediato quitó ese pensamiento negativo de mi mente y camino para juntarme con mi madre.

-Frente de marquesina ¿eres tú? - dice desde la entrada de la florería Yamanaka frenándome de golpe. Al escuchar las palabras me quedo inmóvil por unos segundos, "esa voz" es muy distinta a la voz infantil y un poco chillona que recuerdo, pero a pesar de todo es la voz de mi vieja amiga

-Ino- digo mirándola a los ojos con el ceño fruncido por el insulto e intentando ocultar la felicidad que me inunda verla.

-Vaya, vaya, miren lo que trajo la corriente después de casi 5 años, ¿por qué regresaste luego de salir huyendo como cobarde? - Dice con un tono de rencor en su voz, una sonrisa de medio lado retadora, y nostalgia contenida detrás de su mirada fría, no ha cambiado, recuerdo sus gestos cuando quiere parecer fría pero aun así sus palabras me duelen.

-Yo no salí huyendo, sabes lo que paso, no podía permanecer en la aldea, los aldeanos me echaron, estuvieron a punto de...- No sé porque estoy dando explicaciones, las ganas de llorar me invaden, la he extrañado como loca y ella me sale con sus reproches a pesar de todo y la distancia la seguía considerando mi mejor amiga, esa única, esa incomparable que por más personas que conociera no llenaban el vacío que su actitud dejo en mi.

-Ahórrate tus disculpas, no las necesito frentuda- Dice de malas y cierra los ojos con superioridad llevándose las manos a las caderas.

-Muy bien.- digo con una irónica sonrisa y me doy la vuelta, estoy a punto de dar un paso con irá contenida.

-Cambiaste- dice con voz amarga, apretando los dientes con fuerza.

-Creo que todos lo hicimos ¿no lo crees? - Digo de espaldas, incapaz de dar la cara, si lo hago me echare a llorar, esto no es como lo soñé, no es para nada comparado con esas noches de insomnio en las que fantaseaba con volver a la aldea, pensé que seguía teniendo amigos aquí, pero ahora me voy cuenta con amargura que he quedado sola.

Si todo fuera de un color cerezo. Where stories live. Discover now