Las clases se habían cancelado por culpa de los preparativos, sin embargo, el aire festivo estaba un ensombrecido por el hecho de que Dallas había sido suspendido y Peter se encontraba en el hospital. Si las cosas salían mal quedarían en ridículo frente al equipo visitante.

Quizás por eso la mayoría de los clubes se estaban esforzando el doble porque todo fuera perfecto y los edificios se llenaron de alumnos corriendo de aquí para allá con cajas, globos y papel de colores. Archie siempre había encontrado formidable que los chicos estuvieran dispuestos a trabajar tanto cuando tenían el dinero para comprarlo todo, pero también era cierto que la vida escolar era aburridísima y la mayoría prefería eso a quedarse tumbado en la cama todo el día.

Archie no era cómo ellos. A él las actividades grupales lo ponían enfermo, justo por eso casi nunca tenía los créditos suficientes en el área y tenía que compensarlo aportando dinero. Eso funcionaba para él y funcionaba para el resto de los chicos, que preferían mantener la distancia.

Gracias a esto pudo levantarse a las diez de la mañana sin que nadie le dijera nada. Fue un sueño gratificante, gracias él pudo aguantar lo que se le vendría encima.

Nada más pasarse por los casilleros para llegar a la zona de comedores, se encontró con un jaleo que nada tenía que ver con las actividades que estaban planeadas para ese día.

Al principio creyó que los gritos que atrajeron la atención de todos eran de alguien que había sido lastimado, pero cuando echó un vistazo, la escena lo sorprendió. Había un montón de alumnas corriendo, lanzando alaridos de terror, mientras una divertida Irene andaba detrás de ellas, sosteniendo una rata muerta de la cola.

Una graciosita pensó que podría molestarla ya que su novio no estaba cerca, pero Irene no era fácil de intimidar y la mayoría de sus compañeras carecían de imaginación. Los que observaban la escena comenzaron a reírse, pues estaban advertidos de la broma, hasta que ella los convirtió en sus víctimas. De un segundo a otro, pasó de verse cómo una pobre chica siendo molestada, a una divertida niña que no tenía muchas maneras de pasarla bien aparte de juguetear con los demás. Se notaba que tenía un don para transformar el ambiente.

—Ella sabe cómo comportarse —dijo Sunshine, apareciendo a su lado y logrando que Archie saltara en su sitio por la sorpresa.

—No aparezcas así —la reprendió, para después torcer los labios en una mueca exasperada.

—Esto es lo que pasa cuando molestas a la princesa —dijo, ignorando la reacción del muchacho, al tiempo que se cruzaba de brazos—. De inmediato recibes un contra hechizo.

—Esas brujas no debieron haberse metido con quien no debían —comentó Darla, apareciendo al otro lado de Archie. Él la miró soltando un suspiro y luego se giró hacia Irene, asintiendo de manera concienzuda.

—Tienes un grave problema Carrie Boy —murmuró Sunshine, antes de darse la vuelta y marcharse.

Archie miró a Darla y esta se encogió de hombros antes de desaparecer también.

Regresando la vista a la escena, sonrió cuando Irene le lanzó la rata a una de las chicas en la cabeza, el animal ya estaba muerto, así que se reventó llenando a la pobre de viseras, causando que soltara un grito agónico antes de desmayarse. Alguien iba a acarrear traumas hasta la vejez.

Irene estaba muerta de la risa, pero cuando se giró para poner pies en polvorosa se encontró de frente con el rostro de expresión fría de Darren Woolf.

La algarabía murió de golpe, se escuchó de repente un jadeo colectivo cuando todos notaron la presencia del chico.

Parecía que la peste se había esparcido en el lugar, porque todos se dispersaron tratando de evitar un reporte que podría perseguirlos de ahí a la Patagonia.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Where stories live. Discover now