Capitulo 37

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—Ya lánzate, idiota —Mich se seguía resistiendo a lanzarse por el agujero hacia el agua.

—Están bien locos, no se que hay ahí abajo —yo rodé los ojos y me teletransporte hacia la cima detrás de el.

Empezamos una pequeña pelea, estaba claro que yo no aplicaba toda mi fuerza para ponerle más emoción a la cosa, entonces me apegue a él como garrapata y me teletransporte una vez mas pero antes de caer al agua para que el sintiera esa pequeña adrenalina que se siente al caer de un lugar alto como ahora.

—Quinientos metros de caída libre —aseguro Jay.

—No me chingues ¿me lance de tan alto? ¡Pude morir, idiotas! —Mich estaba ¨enojado¨ y yo solo comencé a reír.

—En primer lugar la que te lanzo fui yo y en segundo lugar yo no te dejaría morir —él rodó los ojos y miró a otro lado intentando ocultar su sonrisa.

—Oh, pero si sabe nadar —se mofo Jay. Yo comencé a reír y Mich solo me lanzo agua y comenzó a nadar hacia la única orilla donde estaba un pequeño agujero por donde solo un enano pasaría.

—Debimos haber hecho esto con teletransportación, pero como su alteza quería conocer pues míranos aquí todos mojados —sabia que Mich estaba fingiendo, pues cuando empezamos esto pude sentir su emoción y bien que la sabe ocultar porque solo fue un leve destello que sentí.

—Solo cállate y entra —Mich le hizo caso a Jay y se adentro en el agujero, lo siguiente que escuche fue un grito de sorpresa por parte de el.

La siguiente en pasar fui yo pero no entre por completo, solo mire, pero no se veía nada, me adentre por completo y sentí como empezaba a caer y solté un grito de sorpresa ante la abrumadora sensación en mi estomago. Segundos después pude ver luz y al caer una superficie blanda y que rebotaba fue lo que amortiguó mi caída. Eran hongos enormes. Rápidamente me quite de ahí para que cuando Jay cayera no me golpeara, segundos después el callo justo en donde yo estaba.

—Mich —grite su nombre al no verlo.

No recibí respuesta por parte de él, pero segundos después sentí las manos de alguien y comencé a gritar por el pavor al sentirlas tan frías, entonces al escuchar su risa me di cuenta de que era Mich. Cuando se hizo visible para mis ojos comencé a golpearlo y el solo reía.

—Hijo de puta, ya veras —le lance una pequeña bola de hielo que comenzó a congelarlo al impactar en su estómago.

—Tu me creaste —entonces encendió unas pequeñas llamas en su mano y se las pego en el lugar en donde lo había atacado deteniendo así el hielo.

Yo bufé en respuesta y di media vuelta para irme por el pasillo ancho que estaba a mi izquierda. El pasillo era impresionantemente hermoso. Las paredes de tierra estaban perfectamente pulidas y con un brillo inexplicable que las hacia ver elegantes, sin mencionar las hermosas lámparas con forma ovalada que decoraban a las mismas e iluminaban el lugar. Los pasos de Jayden y Michael me hicieron saber que me seguían. Segundos después se colocaron a ambos lados de mi.

Luego de un par de minutos llegamos al final del pasillo en donde una enorme cámara vacía nos esperaba. El lugar era gigantesco y extrañamente estaba vacío. Solo tenia una pequeña puerta por donde solo entraria una persona diminuta.

—Busca el elixir del encogimiento, a ver si no nos emborrachamos —solté una pequeña risa al escuchar las palabras de Jay.

—Al fin llegas, llevo un mes completo esperandote —mire hacia el enano que salía por la pequeña puerta con curiosidad, era el mismo enano que había salvado en el infierno.

—¿Para que? —pregunte algo atontada.

—Necesito tu ayuda urgentemente —sin decir más se dio la vuelta y volvió a entrar por la pequeña puerta.

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora