Capítulo 34

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—Te sugiero que corras, yo me escondere por aqui abajo —el anciano se agacho y se sento en el piso refugiandose en la seguridad que el viejo mostrador le ofrecía.

Yo sin pensarmelo dos veces corrí hacía la otra puerta que había ubicado como una salida trasera. Escuche como gritaban y comenzaban la persecución.

Corri por el bosque que se abría paso detras de la biblioteca hasta que atravecé su espesidad. Fue fácil, pues era pequeño. Luego corri por la enorme sabana mientras sentia como me lanzaban flechas y estas se enterraban en el suelo a centimetros de distancia de mi cuerpo. Corrí un poco mas rápido hasta que llegue a un lugar árido, oscuro y negro. Con la respiracion agitada me adentre en el lugar con pasos veloces. Pude escuchar como sus pasos se detuvieron por unos minutos para retomarlos una vez mas, pero ellos ya me habían dado la ventaja que necesitaba. Corri bosque adentro hasta que encontre una extraña plataforma de madera que flotaba sobre un lago de algo negro y que terminaba en una estructura que parecía una iglesia. Corri por la plataforma mientras la sentía volcarse de un lado, pero justo antes de que se diera la vuelta pude lanzarme a un pequeño muelle que tenia lo que suponia era la iglesia. Me puse de pie y con paso veloz empuje la puerta del lugar causando que esta chirriara, cuando estuvo completamente abierta di el primer paso y con esto la madera vieja crujio mas de lo que habia previsto.

Mire a todos lados en la espera de que algo saliera pero no fue así. Me enfoque en poder ver en la oscuridad que abundaba en este lugar y segundos despues lo logré. Todo el lugar estaba vació y al fondo solo habia lo que parecía un altar, pero estaba segura de que no era un altar para Dios, pues un cadaver momificado yacía atravesado por un palo de metal con punta afilada. Ignore eso y corri hacia una pequeña puerta que había al lado del altar. La abri y al igual que la otra soltó un molesto chirrido que hizó que mi sangre bombeara mas rápido por mi torrente sanguíneo. Entre a la habitacion con los pelos de punta por tanto chirrido de este maldito lugar viejo encontrandome con lo que buscaba; una biblioteca. Busque y busque por todos lados pero no encontre el libro que buscaba. Tal vez teniendo mis poderes todo fuera mas fácil, pero Walter me lo advirtió, hay personas que tienen la capacidad de deshabilitar tus poderes y al parecer estos hombres tenian a uno de esos.

Me sentí frustrada cuando vi que no habia nada mas, pero justo antes de salir una parte del librero se abrio dejandome ver una puerta secreta. Lo mas lógico seria irme considerando que esta se abrio sola, pero necesitaba ese libro y no me iria sin el. Me asome por la puerta encontrando unas escaleras de cemento que iban hacia abajo. Las baje en un santiamen y al hacerlo vi el libro, estaba en medio de una pequeña habitacion sobre una mesa de una sola pata, pero aun no me fiaba ¡porque rayos! la puerta se abre así como así y ahora el libro esta en medio, para que yo lo tome.

—Va, al diablo con todo —dije para mi misma.

Camine los pasos que faltaban hasta el libro, lo tome en mis manos y luego mire a todos lados esperando que algo pasara pero nada pasó. Di un brinco de emoción mientras soltaba una risita.

Mire hacia donde estaba el libro segundos atras y algo llamó mi atención. Bolso de viaje. Decía en letras pequeñas. Era un bolsito pequeñito como para entrar dinero. Me encogí de hombros y lo intente. Meti el enorme libro en esa pequeña bolsita y funcionó. Sonrei maravillada para despúes meterla entre mis senos, ahí estaría segura.

Corri por todo el lugar hasta llegar a la puerta por donde había entrado. Mire hacia afuera antes de salir y el lago negro ya no estaba. Sali por completo concentrandome en la tierra negra que ahora ocupaba el lugar del lago. Mire hacia la iglesia y esta ya no estaba ahí, en su lugar solo habían arboles con sus ramas secas y de un color negro aterrador.

Suspire con algo de miedo, esto no me gustaba nada. Escuche como una flecha rompía el aire y antes de que pudiera correr o detenerla impacto contra mi cuerpo clavandose en mi hombro, a esta le siguieron mas y dos de ellas se me clavaron en el estomago y en la pierna. Solte un alarido de dolor y antes de que se me clavaran mas me heche a correr en direccion opuesta. Maldito embrujo de mierda, hubiese podido usar un campo de fuerza y listo, pero no.

Mi Ángel GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora