Capitulo 74

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• 15 días más tarde.

Agarró su nueva cámara y apuntó hacia un pequeño pájaro bicolor. Con velocidad y cuidado para que no se fuera volando lejos. Y le fotografió ahí, bajo las sombras del árbol, entre algún pequeño rayo valiente que se atrevía a acariciar con suavidad sus alas mientras el cabello oscuro de Angie se movía con libertad. Mario tiró de su brazo y corrieron hacia el parque. Sí. Mario.

• Flashback.

“Luego aparecieron médicos, médicos y médicos. Me ingresaron en un centro. Sufría bullying constantemente. La gente me hacía mucho daño. Estuve un año allí, recuperándome, lentamente. Hice amigos, bueno… tan solo dos. Una de esas dos personas, era Mario. Él fue mi primer novio. Pero me marché.”

• Fin del Flashback.

Mario y Angie se habían reencontrado después de muchísimo tiempo. Mario vivía muy cerca de la casa de ella y por las tardes siempre salían juntos. No siempre solos, pero esta vez sus amigas habían salido de compras y ella había preferido quedarse en el pueblo.

- Mira a ese hombre.
- ¿El del sombrero y sonrisa fugada?
- Sí, ese que tiene los ojos tristes y parece que está perdido.
- ¿Qué pasa con él?
- ¿Cómo que qué pasa? ¡Qué está perdido! - Angie frunce un poquito el entrecejo, sólo un poquito y apreta levemente los labios.
- Tal vez se perdió a propósito. Tal vez no quiere que nadie lo encuentre, o tal vez está deseando que lo encuentre alguien.
- O tal vez sólo necesite un poquito de ayuda Mario.

Ella hace el impulso de levantase del césped, pero él la retiene a su lado, con una sonrisa torcida y un gesto que señala algo que ella no ha visto pero que está a punto de descubrir.

- Mira esa mujer Angie.
- ¿La morena con ojos brillantes?
- La de sonrisa alegre, sí. Mírala, pero mírala bien…
- ¿Qué le pas…? Oh.
- Exacto. Ya la han encontrado, ya se han encontrado. No estaba tan perdido porque al final alguien lo ha sabido encontrar entre los más de seis millones de personas que hay en el mundo.
- Seguro que ahora se enamorarán para siempre y tendrán cuatro hijos – dice ella con una sonrisa pegada en la cara y la alegría atravesándole las costillas.
- Exagerada.
-Tienes razón, sólo tendrán tres.
Mario la mira con curiosidad y suelta una carcajada. Ella y sus extrañas teorías. Angie se pone en pie y le tiende la mano. Con el ceño fruncido, Mario la acepta y se pone en pie al instante.
-¿A dónde vamos?
-Yo ya me voy a casa. Tengo que ayudar un poco a mi madre y quiero…
-Llamar a Nicola.
-Sí. – ella curva sus labios.
-¿Lo extrañas verdad?
-Mucho. Demasiado.
-Vaya…seguro que lo verás pron…
-No te preocupes Mario. – apoya su mano en el hombro de él. – Todo está bien.

No quería escuchar una vez más eso de “Tranquila, le vas a ver pronto, no te preocupes”. No. Porque no es verdad. Están demasiado lejos y eso no va a pasar pronto. No se quiere hacer falsas ilusiones, falsas esperanzas. Prefiere aceptar la realidad, aceptar que quizás algún día podrán verse de nuevo. Pero no pronto. Pronto no. Y lo que más odia es despertarse de ese maravilloso sueño todos los putos fines de semana. Y sentirlo como si estuviera completamente cerca. Pero no, está allí, en su parte del mundo, a demasiados kilómetros de distancia del suyo. Completamente lejos.
Mario la mira desconcertado y le dedica una sonrisa. Ella se la devuelve y tira de su mano mientras se van fotografiando y riendo en el camino.

-Llegamos. – susurra Mario.
-Pues sí. Otro día más. – dice ella desbocando una sonrisa.
-¿Mañana nos vemos?
-Supongo. - Angie se eleva de hombros. – Creo que no voy a hacer nada. De todas formas ya lo hablamos. – sonríe de lado y guarda la cámara en el pequeño bolsito negro.
-Está bien. – Mario asiente y se acerca a ella.
Deposita un beso en su mejilla y da media vuelta para volver por donde hacia escasos segundos había venido.

-¡Adiós “low”, nos vemos mañana!
-¡Adiós Mario, cuídate! – grita ella sonriendo mientras gira el pomo de la puerta.

Cierra la puerta y corre hasta el salón. Su madre está preparando un rico flan, receta de la abuela. Curiosa se acerca y el olor se le cuela por la nariz hasta llegar a su estomago que logra crujir de hambre.

-Vaya, alguien tiene hambre. – carcajea su madre. Angie se lleva la mano a la barriga.
-Sí, yo también lo creo. – carcajea esta vez ella. Se acerca a la despensa y coge un paquetito de galletas.
-¿Vas a comer ahora eso? Ya casi está la comida.
-Sí, lo sé. Pero es que tengo mucha hambre.

Se lleva una galleta a la boca y le sonríe. Su madre niega observándola con una sonrisa orgullosa en los labios. Angie se levanta y le da un beso en la mejilla para luego correr escaleras arriba rumbo a su habitación. Al entrar, cierra la puerta y su gata Luna, corre hasta donde ella está. Luna es una pequeña gata persa blanca de ojos azules cristalinos. Se la encontró abandonada en una de las calles justo al poco tiempo de llegar a su pueblo y no pudo evitar quedársela. La gata salta desde la pequeña ventana y se acerca a Angie soltando un leve “miau”. Ésta lanza el paquete de galletas a su cama y coge a Luna en sus brazos.
-¿Cómo estás hoy?
Luna vuelve a maullar levemente, como si estuviera regalándole una respuesta. Angie la mira pensativa y se le humedecen los ojos.
-¿Tú también extrañas a alguien verdad?
Se acurruca en el pecho de Angie y ella se quita las lágrimas con el puño. Luego la deja de nuevo en el suelo y la gata desaparece por la puerta. Ella coge su teléfono y marca su número. Uno, dos, tres, cuatro…cinco.
-¿Sí?
-Hola bonito.
-¡Hermosa!
-¿Cómo estás? Te extraño mucho Nicola.
-Yo también Angie.
-¿Cómo te va todo por allá?
-Pues bien, mi padre se vino a Canadá una temporada y está aquí con nosotros en casa ahora. Ayer fuimos a casa de los abuelos y Rafa ya volvió al vecindario.
-¡¿En serio?! ¡Qué guay! ¡Me alegro un montón!
-Pues sí. – carcajeó él. - ¿Y a ti?
-A mi bien también. – dijo algo más apagada.
-¿Por qué ese tono?
-¿Qué tono?
-¿Todo va bien Angie?
-Sí, claro. ¿Qué iba a ir mal?
-No sé, por eso pregunto.
-Todo está bien, supongo.
-Supones.
-Tengo que colgar.
-¿Me vas a llamar luego?
-Mejor llámame tú.
-Está bien.
-Adiós, te quiero.
-Yo más, hasta después.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora