Capitulo 36

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Nadie puede engañar al corazón, nadie puede negarse a los sentimientos de éste. El corazón es más fuerte que la mente y nuestros sentimientos son más fuertes que los pensamientos. Nadie puede controlar al corazón. No hay nadie quien pueda dominarlo. Es rebelde y ama a quien se le plazca. Todo es cuestión de tiempo, para que los dos se den cuenta que tienen posibilidades para estar juntos, aunque parezca imposible. Aunque ellos no parezcan personas compatibles, si lo son. Los dos son compatibles, lo parezca o no. Porque los polos opuestos, se atraen. Y son difíciles de separar.

|| Narra Nicola ||

Nuestras lenguas empezaron una batalla que sin duda ya estaba ganada. Era increíble hacer eso. Besarla, sin que se resistiera.

-¿No te rindes no? – volvió a susurrar contra mis labios. Yo sonreí sobre los suyos y me separé lentamente de su boca. Aparté un pequeño mechón de su cabello con mi pulgar que rápidamente se posicionó en sus labios recogiendo su textura.

-No, no me rindo.

Ella sonrió y rápidamente una sonrisa divertida se clavó en mis labios. Está claro. En cuanto te tocan la fibra sensible te vuelves estúpido. La agarré por la cintura y le planté otro beso en la boca. ¡El sexto! Nunca se me olvidará. Estuvimos casi una hora besándonos, no podíamos separarnos, parecía como si un gran imán no me permitiera abandonar su exquisita boca. Ahora estábamos recostados en el césped. Eran las ocho y media de la noche, llevábamos allí casi dos horas y media. Angie tenía su cabeza sobre mi pecho mientras yo con mi mano acariciaba su cabello, produciéndole en ocasiones escalofríos.

-¿Por qué te va tan rápido? – preguntó girándose, quedando a un lado de mí, mirándome. Lo cierto era que el corazón me iba como una locomotora. Cambiaba de velocidades sin pedirme permiso. Cogí su mano y la puse sobre mi pecho, encima de mi corazón.

-¿Puedes sentirlo? – ella asintió.

-Que rápido va…- susurró.

-Sí. Va así porque tú, estás aquí conmigo y cada milímetro que te acercas a mí, mi corazón acelera un poquito más. - Angie se acerca un poquito más a mí.

-¿Y ahora?

-Ahora va más rápido. – yo sonrío levemente y ella rompe unos centímetros más, quedándose a apenas 15 centímetros de mi cara. Acariciando mí cabello. Muerde su labio inferior.

-Ahora va a cien.

-¿Sí? – se acerca un poco más, consiguiendo unos 6 centímetros en la separación de nuestras bocas. - ¿Y ahora?

-Ahora a mil.

-¿Y si rompo totalmente la distancia, - vuelve a morder su labio, seduciéndome. – crees que pase algo?

-Lo único que puede pasar es que yo, me haga más adicto a ti y que tú, aceptes por fin que te tengo loca. – ella elevó una ceja divertida y a mi se me escapó una leve risa, cancelada por el tacto de sus labios en las comisuras de los míos.

-¿Hace falta que te diga de nuevo eso?

-S…-me interrumpió.

-¿Por qué no me dices tú a mí que también te traigo loco? – susurró de nuevo contra mis labios, tirando de mi inferior y soltándolo levemente. - ¿Por qué no me lo dices? – comenzó a trazar una fila de besos desde mis labios hasta mi cuello, subió por este y llegó a mi oreja, volvió a bajar. Volvió a mis labios. – Dímelo.

-Me tie…- volvió a interrumpirme besándome en la boca. – loco.

-¿Cómo? – vaciló. – No te entendí. – elevé una ceja y carcajeé, girándola con cuidado, dejándola en el césped, quedándome justo encima.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora