Capitulo 10

406 13 0
                                    

|| Narra Nicola ||

Llegué a la universidad intentando hacer el menor ruido posible. Aún no entiendo como pude conducir en estas condiciones. Me dolía la cabeza muchísimo. Hacía tiempo que no tomaba y esta vez….la dosis fue, bastante grande. Se me escapó una sonrisa algo divertida. Tropecé con una columna y suspiré pesadamente. Corrí en el último pasillo y abrí el pomo de mi habitación. Cerré con cuidado aunque finalmente hice algo de ruido, no podía controlarme. Y me tiré en mi cama. Estaba muerto.

“Bip. Bip. Bip. Bip”.

Volteé y aplasté la almohada sobre mi cabeza. No podía ser cierto. “Bip. Bip. Bip”. Otra vez. Una almohada voló hasta mi cabeza.

-¡Venga campeón! – escuché una voz parecida a la de Yaco. ¿Era Yaco? Parecía…parecía… ¿Qué estaba pensando? ¡Hay Porcella! Estoy totalmente resacado.

La cabeza me daba vueltas y vueltas. Apreté los dientes sobre la almohada y cerré los ojos fuertemente. Conseguí voltearme. Los rayos de luz calaron rápidamente en mis ojos, volví a caer hacia atrás. Volví a abrirlos lentamente y me puse de pié como pude.

-H.o.y. – dije por pausas mirando a Rafael que se estaba poniendo el uniforme. Frunció el seño. – H.o.y. – volví a repetir por pausas. Rafael se acercó a mí.

-¿Estás bien? – me preguntó con rostro algo extraño. Carcajeé.

-Hoy. – terminé de decir balanceándome. – Hoy, Nicola no va a clases. – dije negando con la cabeza mientras volvía a tirarme en mi cama. Carcajeé.

-¿Cómo? – dijo Rafael acercándose. – ¿Man donde te metiste anoche?

-No sé. – reí. Sí, estaba completamente mal.

-Estás fatal hombre. Apestas.

-Mátate.

-Vete a duchar. – un segundo cojín calló encima de mí.

-No.

-Vete a duchar. – dijo otra vez. Me senté. La cabeza seguía dando vueltas. Volví a reírme y me puse en pié. Cogí un bóxer y subí las escaleras tambaleantes. Al llegar a la ducha, tropecé y solté un leve ‘Args’.

-¡¿Te caíste?! – preguntó una voz muriendo a carcajadas en la puerta.

-Ayúdame. – le tendí mi mano a Rafael que se encontraba carcajeando. Paró de reír y me ayudó a levantar. Le miré con furia.

-A mí no me mires así. – se impuso. – Yo no soy Gino. – carcajeó.

-No me hables de ese. – dije con una mano sobre mi cabeza mientras apretaba mi cien con los dedos.

-¿Qué pasa? – apareció Yaco con un rostro preocupado por la puerta. Me miró.

-Este, que se la paso muy bien anoche y ahora trae consecuencias. – rió Rafael.

-¿Por qué no te echas un polvito con Mar? – dije esta vez yo irónico. Rafael se tensó y apretó sus puños. – A ver si se te quita toda la gilipollez.

-Sí, claro. Ya yo se lo dije. – asintió Yaco carcajeando. Rafael lo miró desubicado.

-Tú no me has dicho nada. – negó.

-Claro que sí. – asintió Yaco. Rafael negó y este, comenzó a reír aún más fuerte que antes.

-Venga, venga. – me levanté. – Adiós. – les eché del baño.

-¿Entonces? ¿No vas a clases? – preguntó Rafael.

-No.- negué.

-Te la estás jugando.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora