Capitulo 53

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|| Narra Nicola ||

Maldita sea, de nuevo mi cabeza gritándome que no, que está borracha. Pero mi instinto me dice que sí, que lo haga, lo necesita. Lo necesito. Estoy a mil por hora, ella a mil por segundo. He deseado esto, días, meses. Es mía. Es mi novia y me lo está pidiendo a gritos. Y no es que esté mal, de hecho, son cuatro meses a su lado ya y es hasta extraño que aún no me haya lanzado. ‘No, no, no, no lo hagas’ Y el otro lado: ‘Sí, sí, sí, hazlo’. Me lo repetía mi mente y mi corazón, como si fuera una canción. Mis emociones estaban en posición de alarma. Cualquier rozamiento de su cuerpo me excitaba, cualquier mirada, cualquier beso, cualquier cosa. «Tócalos». Tenía que hacerlo. «Libéralos».

-Quítamelo gatito. No tengas miedo. No dudes. - Un asomo de sonrisa juguetona se curvó en su boca. - Quítamelo todo. Todo, menos la sonrisa.

-Bien, entonces tengo que quitarte esto. – susurré con la voz algo ronca de deseo.

Yo no podía más. Estaba absorbiendo bocados de pasión que abundaba en el ambiente. Y yo quería hacerla disfrutar. Atrapando sus labios de nuevo volví a recorrer su espalda hasta llegar de nuevo al cierre. Con agilidad, logré desabrochar su brassier. Ella se alejó de mi boca lentamente y me miró a los ojos perforándome con la mirada unos segundos. Luego, me dedicó una sonrisa divertida y me prendí fuego. Se alejó de mí apenas unos centímetros y retiró el brassier, tirándolo al suelo. Volvió a mirarme de aquella forma sensual y me comió la boca. Literalmente. Se fundió a mi torso. Ahora sí la estaba sintiendo. Ya casi era mía. Me quemaba todo, todo. Abandoné sus labios. Venga Justin. Ella suspiró en mi boca y me alejé, mordí su hombro, eché mi aliento y finalmente, bajé mi mirada.

-Muero por probarte. – susurré.

-Pruébame.

Sin duda, iba a enloquecer. Besé su cuello y seguí bajando mientras mis manos recorrían su espalda. Mi mano izquierda abandonó su espalda y se posicionó en su estomago, subiendo lentamente. Estaba ardiendo. Seguí subiendo lentamente y le hice una marca en su cuello. Con besos mojados bajé, hasta que se me empezó a crear una curva. Seguí bajando. Ahora sí que había llegado.

-Sabes tan dulce. – solté un suspiro, contra su piel. – Como el azúcar, como la miel. – Tan dulce, que te deshaces.

Angie contuvo el aliento. El corazón le latía a toda velocidad, palpitando por todo su cuerpo. La notaba sobre mí. Estaba caliente, muy caliente. Me respondió y con decisión la cogí en mis brazos y me giré dejándola sobre la cama. La bola de fuego que llevaba en mí iba a explotar. Sin abandonar mis labios gimió algo que no pude lograr entender, pero que casi produce que toda la sangre de mi cuerpo colapsara. Me coloqué sobre ella y comencé a moverme sin percatarme de que ya casi estaba sobre su cuerpo, aplastándola, pero a ella no parecía importarle. Aferre sus muñecas sobre su cabeza, para tener mejor accesos a la piel de su cuerpo. Mis manos acariciaron, mientras apretaba y besaba, demasiado extasiado en su aroma y sabor. Angie tenía los pezones duros. Erizados. Irresistibles. Se inclinó con rapidez y atrapé con mi boca uno de ellos. Lo devoré. Ella se arqueó.

-Joder…

-¿Te gusta? – susurré con la voz demasiado ronca. Ella tenía los ojos cerrados. Volvió a arquearse, no recibí respuesta.

-¿Te gusta? – volví a preguntar algo más fuerte. Ella asintió con su cabeza extasiada.

-Sí…- se creó un silencio en el que jadeo mordiéndose el labio inferior. - Sí, me encanta. – susurró de nuevo con dificultad mientras yo seguía besandola. El ardiente jugueteo de mi boca contra su piel, me estaba quemando. Y ella pidió más

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora