Capitulo 49

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Angie estaba totalmente boquiabierta. Resultaba que su estrella, era la estrella de Nicola y que la estrella de Nicola ¿Era su estrella? Y lo peor no era eso. Lo peor es que a ella, le había pasado lo mismo, pero con su padre en la casa de sus abuelos. Frente al río y observando el cielo. Era la misma estrella.

-Joder. – susurró.

-Sí, hable demasi…- dijo él riendo.

-No, no. No es eso.

-¿Qué pasa?

-Tu estrella es mi estrella.

-¿Cómo? – él elevó una ceja. Ella miró al cielo.

-Me pasó exactamente lo mismo en casa de mis abuelos. Y yo también era diferente. En todos los aspectos. – volvió a mirar a Nicola.

-El día que yo vine a la universidad, la estrella seguía aquí. Un día, tú y yo nos peleamos. Ese día me lo habías hecho imposible. Era la madrugada. Yo no tenía sueño. Me senté en el banquito, que está debajo de la ventana y vi un coche llegar. Eras tú. Te habías escapado y venías algo tomado y…bueno. El caso es que segundos después de yo verte, observé el cielo y estaba la estrella. Y se alumbró. No se explicártelo, tú me vas a llamar loca y además no se qué estoy diciendo parezco est…

-¡Hey! – le dijo él riendo.

-¿Qué nos pasa?

-Pasa que te quiero, que te quiero demasiado y que creo que todo eran señales.

-¿Señales?

-Rayos Angie ¿No te das cuenta? la estrella que me iba a cambiar, era la tuya, eras tú.

Ella elevó las cejas, abriendo mucho los ojos. Ahora todo tenía más sentido. ¿Pero qué hacían hablando de estrellas? Qué curiosa es la vida, que nos manda señales y nosotros no sabemos identificarlas.

-No lo entiendes. – dijo él. – Después de yo abandonar Canadá y llegar aquí. Cambié. Crecí. Totalmente. Era otra persona. Me convertí en un tío…que solo quería disfrutar del sexo y de la fiesta. El típico del grupo. Ese. Ese era yo. El que se reía de todas. El que se las comía a todas. - Angie elevó una ceja. Él rió y volvió a ponerse serio. Se quedó en silencio unos segundos. – De repente tú llegaste y lo cambiaste todo. Porque un día te miré y vi en ti algo diferente. Y no me refiero a diferente refiriéndome a cómo me habías mirado hasta ese momento, si no...Diferente. Nunca había visto esa mirada en una persona. Eras insoportable, totalmente. Pero nadie me había dicho las cosas tan claras y ciertas a la cara. Y eso me gustó. Me daba coraje, pero a la vez me gustaba. Ya me daba igual que la gente te viera conmigo, la chica de gafas y cola alta, me daba lo mismo. Me sentía bien contigo. Quería raptarte. Incluso lo hice. – Nicola carcajeó y Angie se abrazó a él más fuerte. - Un día te reíste conmigo, y te juro que deseé y esperé hacerte reír al menos mil veces más. Un día me besaste, y en ese momento deseé y esperé saciar mi adicción cada día a partir de aquel momento.

-Tú eras totalmente insoportable. Juro que te odiaba. Eras… ¡Args! Colmabas mi paciencia. Los primeros días eran horrorosos. Me decían cosas, tú, las estúpidas, todos. Cosas que realmente me dolían. ¿Sabes ese momento en el que aprietas los dientes todo lo fuerte que puedes, para aguantar, para que no salgan las lágrimas verdad? Ese momento en el que te repites mil veces mentalmente "aguanta, no lo hagas, no dejes que salgan, aguanta, tú vales mucho más que eso". Mis pestañas ya se estaban cansando de todo aquello. Yo soy fuerte, sí, soy fuerte. Pero intentaba ser más fuerte todavía. El primer día que entraste en mi habitación, subiste las escaleras, te burlaste de mí, ¡El primer día! – dijo Angie levantando las manos mientras reía. Nicola curvó sus labios en una sonrisa algo divertida.

-Que cabrón. – susurró.

-Días después, te acercas a mi habitación casi muerto, todo lleno de heridas. Golpeado, te habías peleado con Vasco.

-Por ti.

-¿Por mí? – ella elevó una ceja.

-Te insultó.

-¿Te peleaste por mí? - Angie abrió mucho los ojos. - ¿Por qué no me dijiste eso?

-Eso era secreto. – dijo él besando su mejilla. Angie rió. - ¿Qué pasó después?

-Después te acercaste mucho a mí mientras yo curaba tus heridas. Yo en mi vida me había puesto tan nerviosa y menos por un chico como tú. Tan arrogante y…insoportable. – Nicola elevó una ceja y ella carcajeó. – Pero lograste ponerme demasiado nerviosa. Me tuve que levantar y alejarme, estuve a punto de besarte. Te levantaste, me seguiste y…

-Te besé.

-Me besaste.

-Soy el mejor. – dijo poniéndose en pie.

-Eres tonto. – ella carcajeó poniéndose en pie y él le robó un beso imprevisto aprovechando que tenía los labios entreabiertos. Luego se alejó lentamente.

-¿Y eso?

-Me apetecía.

Angie se acercó a él y le robó otro beso. Algo más…alocado. Enredando sus brazos y pegándose a él. Se alejaron por falta de respiración.

-¿Y eso? – preguntó esta vez él.

-Me apetecía. – le imitó.

El negó riendo y volvió besarla lentamente, un beso lleno de cariño. Él susurró algo sobre los labios de ella, algo que no logró descifrar. Y luego se alejó. Eran las seis y media de la mañana. Ella ya casi no se mantenía en pie. Los tacones se le hacían totalmente insoportables. Cruzaron el ‘bosque’ y llegaron al recinto. Entraron en la fiesta y continuaron bailando. Tomaron unas cuantas copas más. Todos menos Nicola. A él le tocaba conducir. Angie había bebido demasiado, estaba…demasiado contenta.

-No bebas más. – Nicola le quitó la copa.

-Déjame terminármelo. – le dijo ella intentando quitárselo.

-No, ya bebiste suficiente.

-Anda, ¡déjamelo! – Angie casi no se mantenía ya en pie. Ella no solía beber. De hecho, era la primera vez que bebía.

-Que no gatita, mira cómo estás. – dijo él agarrándola por la cintura. Angie le robó un beso que le dejó sin aliento y Nicola bajó el control. Ella le quitó la copa y se lo bebió de golpe. Nicola elevó una ceja y la cogió por la cintura.

-Venga, ¡Hey! – gritó casi por encima de la música. Los chicos lo miraron. - ¡Nos vamos ya!

-Bebé, no seas aburrido. – le dijo Angie besando su cuello. Él cerró los ojos. Esto era más fuerte que él. Los chicos siguieron bailando.

-¡He dicho que nos vamos o andaréis hasta la universidad con vuestras piernas! – subió el tono de voz. Todos lo miraron y bufaron bajando el ritmo.

-Está bien, está bien. – dijo Rafa alzando las manos. – Vamos.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora