Capitulo 31

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-¡Suéltame! – le gritó Nicola a Angie.

Vasco golpeó a Nicola fuertemente, él llevó su mano a su cara y presionó su labio. Era la segunda vez. La segunda vez que peleaba por ella. Volvió a golpearle fuertemente.

-Ni se te ocurra volver a tocarla. – le gritó Nicola a Vasco pegándole otro puñetazo. Vasco tosió por el golpe y volvió a quedar encima de Nicola. Angie no sabía dónde meterse. Si llamaba al cuidador la mataría por estar allí y metería a Nicola en un gran lío.

-¡¿Por qué?! – le gritó Vasco. Nicola cerró los ojos por el golpe.

-Eres un… - y Nicola volvió a golpearlo. Angie se acercó y tiró de él con fuerza. No sabía de donde había sacado la fuerza. Lo agarró por la cintura intentando alejarlo hasta que llegó a la pared. Nicola le gritaba a Vasco mientras ella tiraba de él con fuerza.

-¿Qué? ¿No le contaste a tu amiguita? – le grito Vasco levantándose del piso con la mano en la boca. Angie observó la cara de Nicola. Esta vez estaba muchísimo peor que la otra vez. - ¿No le contaste que la otra vez también peleaste conmigo por defenderla?

Nicola respiraba agitado, las venas de su cuello se notaban demasiado y tenía mucha furia por dentro. Angie se quedó congelada al escuchar lo que había dicho Vasco. Miró a Nicola por un segundo y él la miró a ella pero rápidamente quitaron sus miradas.

-Vamos. - Angie empujó a Nicola. Él no caminaba. - ¡Vamos! – le gritó. Él la miró a ella y señaló con el dedo a Vasco.

Entraron esta vez en la habitación de Nicola y Angie puso el pestillo. No era plan que entrara el cuidador y la viera allí. Lo tiró en la cama por segunda vez y él se quedó observándola. Ella no se había dado cuenta que aún tenía lagrimas en sus ojos.

-¿Estás bien? – le preguntó él tosiendo levemente. Ella asintió. Él cerró los ojos y se dejó caer en su cama.

-¿Dónde tienen ustedes el botiquín?

-Aquí no hay botiquín. – dijo soltando una leve carcajada, carcajada que quedó anulada.

-¿Cómo que no? – se acercó al armario y abrió un cajón que estaba por la parte izquierda, en el suelo. Lo sacó y se sentó a su lado. Nicola tenía un rostro horrible.

-Tienes una pinta malísima.

-Eso ya me lo dijiste la otra vez. – dijo él llevando las manos a su cara. Tocando su rostro. Se originaban caras de dolor por cada parte que se tocara.

-Estate quieto, te vas a hacer más daño. – quitó su mano y abrió la cajita. Nicola se sentó. Sacó un algodón y lo mojó. Esto era raro. Parecía que estaban volviendo a revivir lo mismo. El la miró negando, eso ardía como el diablo. Cerró los ojos rendido y ella pasó el algodón por su ceja. Y luego por su pómulo. Y luego el algodón se perdió en sus labios. Angie tragó saliva y retiró el algodón.

-Esta vez te dio duro. – dijo ella. Él elevó una ceja. Angie sonrió levemente y se puso en pie. Él la siguió con la mirada.

-Ahora vengo, voy a buscar una pócima.

-¿Una qué? – Nicola frunció el ceño.

-Ahora vengo. – repitió y carcajeó. Luego se fue y cerró la puerta.

Nicola volvió a dejarse caer hacia atrás. Ya iba la segunda vez que se peleaba por ella. Cerró los ojos.

-A mí esto no me puede estar pasando. – susurró.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora