Capitulo 64

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|| Narra Nicola ||

Primera noche en la universidad. Joder, nunca pensé decir esto pero…Dios bendiga esta cama. Después de cinco días en una cama de un centímetro de grosor a pasar a una de treinta, es como el paraíso, la autentica gloría.

No sabes qué esfuerzo hay que hacer para levantarse sin haberse despertado tío. Me ocurre cada mañana. Es como si te tiran al agua sin saber nadar. Encima a mi querido amigo Yaco le sucede exactamente lo contrario, parece un canario. Pío, pío, pío…Como no me entero de lo que me pregunta porque estoy sumamente dormido, le respondo ¡Claro, claro! y ¡claro! se enfada porque dice que desde que estoy con Angie no le hago ni puto caso. Y bueno, luego está Gino, que se levanta una hora antes casi todas las mañanas para pegarse una ducha de hora y media más o menos y nos deja sin agua caliente. Y finalmente Rafa. Este básicamente no pega ojo hasta las tantas de la madrugada viendo revistas y revistas, y por la mañana no hay quien lo levante.

-¿Alguien se va a duchar? – gritó Gino desde el baño. Me sobé un ojo y bostecé por décima octava vez.

-Yo. – dije en un intento de gritar.

Rafa se revolcó en su cama y se colocó la almohada sobre la cabeza. Yaco sin embargo está con el portátil. Suele cogerlo todas las mañanas para hablar con su familia.

Me pongo en pie y me acerco al armario, cojo unos bóxers y subo las escaleras despacio. Echo prácticamente del baño a Gino que está colocándose la blusa, mientras me grita cosas que no logro descifrar. Cierro la puerta con el pie, paso el pestillo y tiro los bóxers al lavamanos. Me miro al espejo.

Dios, que pena doy.

Abro la mampara y dejo templar el agua caliente mientras lanzo el pantalón de pijama y los bóxers que llevo puestos a la ropa sucia. Me rasco la cabeza y vuelvo a mirarme al espejo. Agito mi cabeza y me meto en la ducha.

Casi una hora.

Salgo empapado y me envuelvo una toalla en la cintura. Agito mi cabeza y millones de gotitas salen disparadas en todos los sentidos. Con una toalla me seco el cabello y me pongo los bóxers para luego lanzarla a la cesta. Bajo las escaleras por fin despierto y Rafa me mira aún medio dormido. Me echo desodorante y me lanzo en mi cama boca arriba. Como nuevo.

-Colegas, hoy nos espera un día duro. – dijo Yaco desde su cama.

-Ya te digo. – dije esta vez yo.

Dentro de tres días son los exámenes finales. De estos dependemos. Y aquí tengo que darlo todo si quiero sacar mi carrera.

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22 de Junio. – Exámenes finales.

Estrés. Estrés. Estrés y más estrés. En mi vida me había pegado a un libro a estudiar. A pesar de que siempre me decían que si quería podía sacar unas notas muy buenas, nunca me aplicaba al tema. Es que vamos a ver, ¿Para qué quiero saber yo la historia de Napoleón? ¿Y cómo iba a atender si delante tenía a la tía más buena de la clase? Encima, cuando estaba en casa, mamá no entendía como podía estudiar con música. Hombre, es verdad que me esfuerzo poco, pero tampoco quiero ser un ‘pringao’ como mi primo Zayn. Me acuerdo que se pasaba todo el día estudiando y se le iban a salir los ojos de las órbitas. El caso es que mi padre presume de enrollado. Dice que estudiemos lo que queramos. Pero si le insinúo que quiero ser cantante, ni te cuento.

-Nicola, repasa. – me dijo Logan al otro lado de la mesa.

¿Cómo voy a ponerme a estudiar si ya casi no me quedan neuronas? No puedo dejar de pensar en Angie y en lo que nos deparará a partir de pasado mañana. Encima eso. Me pego una empollada hasta arriba pero siempre, termino pensando en ella. Si es que, esto del amor es una locura. Pepito grillo a mi lado, un aprendiz.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora