Capitulo 51

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Angie no se hacía una idea de cuánto la deseaba y cuantas veces la imaginó sobre él. O debajo de él. Arañando su espalda. Nicola bajó su mano por la cintura de Angie y se arqueó contra ella, apretando lo mas posibles sus cuerpos. Ella soltó un leve gemido sobre los labios de él que le puso a dos mil.

La engatusó, jugueteó con ella, provocándola con el cálido roce de su lengua para luego retroceder, dejándola ardiendo de deseo. Sólo aquel beso habría sido suficiente para hacerla perder la cabeza, para que se derritiera. Con aquella erección apretada contra su muslo, las sensaciones eran absolutamente explosivas. ¿Ella quería jugar? Ella tendría juego. Él apartó la boca, pero siguió cubriéndola con su cuerpo, apretándola contra la pared. Y se quedó mirándola fijamente. No apartó la mirada. La rodeó y caminó con ella hacia atrás. Y cuando encontró su cama, la soltó. A Angie le latía tan rápido el corazón que no podía oír nada más que su frenético palpitar mientras observaba cómo Nicola la miraba como si le fuera la vida en ello.

-¿Estás segura que deseas esto? – le preguntó colocándose sobre ella. Angie no respondió. Se abalanzó sobre sus labios besándolos, mordisqueándolos, jugando con su lengua mientras sus manos viajaban y experimentaban. Ella se alejó.

-Quiero que me hagas sentir viva. Quiero que me hagas disfrutar. – susurró contra los labios de él. – Haz lo que te dé la gana Nicola. Soy tuya. – rompió centímetros. Milímetros. Arqueó su espalda acercándose a su boca y de una manera malditamente sensual, le susurró. - Devórame.

Justin tragó saliva ante aquella imagen mental que le arrebató la mayor parte de su autocontrol. Y así hizo. Se hizo con el control de sus labios de nuevo. Esta vez mucho más rápido. Deslizó su mano hasta la cadera de Angie, dibujando con la yema de sus dedos su tatuaje. Siguió bajando y se encontró con la falda de su vestido. Siguió bajando y acarició su muslo, provocando que ella curvara su espalda y lo volviera aún más loco de lo que ya estaba.

-¿Quieres disfrutar? – le preguntó. Ella asintió sobre sus labios. Y con voz ronca, él respondió. – Entonces, vas a disfrutar. Pero tendrás que pedírmelo.

-¿Y cómo quieres que te lo pida? – susurró ella tocando sus abdominales mientras se mordía el labio inferior. Su cabeza estaba dando mil vueltas. Nunca debió beber tanto.

-Quiero que pidas las cosas. Esta noche sólo me voy a encargar de ti.

-No, tú también tienes que disfrutar. – él soltó una carcajada que se coló en el cuerpo de ella como un rayo.

-Nena…voy a disfrutar.

Nicola la deseaba. Pensó en algo. Placer. Esta noche no saciaría su deseo en ella. Joder, es virgen. Y está borracha. No, sin duda hoy no se perdería dentro de ella. Ese momento, sería para recordar. Pero…quería darle placer. Angie le rodeó el cuello con los brazos y se perdió de nuevo en el sabor de su boca y en sus caricias. Estaba volviéndola loca con la ropa puesta. Demonios. Era tan bueno. No, mucho más que bueno. Totalmente excitante. Nicola apartó la boca de la de ella y bajó los labios a lo largo del cuello para saborearle la piel y mordisquearle la clavícula.

-Me encanta tu piel. Sabes a frutas. – dijo con voz ronca mientras recorría la piel de su cuello. Angie cerró los ojos y curvó su espalda soltando un leve suspiro. – No me quiero imaginar cuando te pruebe de verdad. Me estás volviendo loco.

Angie contuvo el aliento cuando él bajó un poco más por su cuello. Luego sintió las manos de él, bajo la falda de su vestido, levantándosela, subiéndosela. Un tour. Nicola creó un tour. Recorrió sus rodillas, subiendo hasta sus muslos, por las caderas. El placer descontrolado se incrementó en segundos, atravesándola y empujándola hacia el éxtasis de nuevo. Volvió a besar su cuello, esta vez algo más divertido. Ella comenzó a reír, contagiando a Nicola mientras besaba y mordisqueaba su cuello.

-Ya tonto, para. – dijo ella riendo. Nicola rió sobre su piel y volvió a subir por su mandíbula hasta sus labios. Los dos anularon las sonrisas al segundo, mirándose a los ojos.

-¿Y si te digo que me gustaría despertarme todas, todas las mañanas abrazada a ti? – susurró Angie.

-Me reiría.

-¿Por qué?

-Porque no te voy a dejar dormir ni una sola noche.

Nicola se lanzó a la boca de ella, hundiendo profundamente la lengua dentro, como si intentara fundirse con ella. Explorando en cada rincón. Ya la ropa de ella comenzaba a sobrar. Angie se dio cuenta de que Nicola intentaba sacarle el traje de encima, pero al estar recostados, a él le estaba costando lo suyo. Rió sobre sus labios y lo apartó un segundo. Lo miró a los ojos. Comenzaba el juego y solo esperaba tener el autocontrol y la fuerza de voluntad suficientes para no terminar hundiéndose dentro de ella mientras ella gritaba su nombre.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora