Capitulo 46

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-¿Qué quieres? – le pregunté taladrándola con la mirada.

-Hola guapo. – dijo acercándose a mí lentamente con mi ropa en su mano derecha. - ¿Cómo estás?

-No te interesa. – me giré. Sentí su mano en mi espalda desnuda. Agarré más la toalla. Volteé. - ¿Se puede saber qué demonios quieres? – pregunté con el tono alto.

-A ti. Te quiero a ti. – susurró pasando su mano esta vez por mi mejilla. La alejé rápidamente y di un paso hacia atrás. – ¿Por qué eres así conmigo? Con lo bien que nos la pasábamos antes…

-Sí. Antes. Tú lo has dicho. – le zafé la ropa de sus manos. Ella elevó una ceja. Podía notar el rojo en sus ojos. Y esta vez no sabía si eran rojos de pasión o rojos de coraje. – Pero ya no somos nada. Bueno. – reí. – Nunca lo fuiste. – escupí esto último con fuerza.

-¿No? – dijo ella esta vez enredando en su dedo la punta de su cabello negro azabache.

Una de sus grandes tácticas de seducción. La verdad que Milet era totalmente deseada por todos los chicos de la universidad. Estaba buena. Muy buena. Tenía unos labios rosados bastante apetecibles y un cuerpo de animadora que quitaba el hipo. En la cama era también muy buena, para que engañarme. Pero era…idiota. Totalmente idiota. No sé cómo pude enrollarme con ella tantas veces. Ahora me producía, asco. Mucho asco.

Me observaba con deseo. Con la misma mirada de siempre. Con una falda, que no era la del uniforme, mucho más corta y señalada y una blusa-brassier. Unas botas altas un poco más debajo de la rodilla y maquillada como una autentica barbie. Sí, provocativa al máximo. Lo mejor que se le daba.

-No. – Dije con voz fuerte.- Puedes marcharte, gracias por devolverme la ropa.

-No voy a marcharme. ¿Por qué no te cambias delante de mí? – dijo riendo sin vergüenza, la muy guarra.

-¿Por qué mejor no desapareces y le haces un favor al mundo? – dije furioso. Ella elevó una ceja.

-Ay Nicola, no seas aburrido. – dijo acercándose sensualmente. – ¿Por qué no me dejas probarte de nuevo?

-¿Pero tú quien te crees que eres? – me puse en pie, demasiado cerca de ella. Enfurecido.

Necesitaba recuperar el control. No era capaz de golpearle pero no me faltaban ganas. Se escuchó otro ruido y me encontré a Angie en la puerta riendo. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Como piense mal estoy perdido. Pero entonces, dejó de reírse y se colocó justo a mi lado, mirando a Milet demasiado furiosa. Si yo fuera Milet, ahora mismo, estaría corriendo.

-¿Quieres dejar en paz a mi novio de una vez? – dijo acercándosele demasiado. Yo la miré expectante. Milet rió.

-¿Tu novio? Hm...Deberías cuidarlo – dijo mordiéndose el labio inferior. Observé como Angie apretaba su puño derecho. Me tensé por un momento. Qué situación. Yo desnudo mientras mi novia y mi perdición están a punto de matarse.

-Mira hipócrita, mas te vale que me dejes en paz. – dijo Angie señalándola con el dedo. – O te juro que vas a arrepentirte.

-¿Sí? – carcajeó Milet irritada. - ¿Y qué me vas a hacer tú? – avanzó un pasó hasta Angie. Yo me coloqué detrás agarrándola del brazo. Ella me soltó. Fruncí el ceño. - ¿Vas a pegarme? No, no…-volvió a carcajear, con mucho más descaro. – Tranquila Angie. No voy a hacerte daño. – pasó su mano por el cabello de mi novia, que con fuerza retiraba la mano de de su cabello con asco. – Que luego tu mente se revoluciona, y decides cortarte de nuevo.

¡Desafío al Corazón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora