|| Narra Nicola ||
-Estoy muerto tío. – dijo Yaco sentándose en el suelo de la cancha de futbol.
-No hemos jugado tanto como otras veces. – me miró.
-Hemos estado jugando 2 horas y media.
-Estás hecho. – carcajeé tomando agua. Algunas gotas se me cayeron mojando mi cuerpo. Hacia tanto calor, que nos habíamos quitado las camisetas.
-¿Nos saltamos mañana las clases? – me preguntó Ryan dando aún patadas al balón.
-Claro hombre. – pateé el balón, robándoselo.
-¡Hey! – gritó Gino entrando por la cancha.
-Hey Gino. – estampé mi mano en su hombro. Me robó el balón y echó a correr. Corrí tras él.
-¿Qué pasa Nicola? – preguntó vacilando con la pelota.
-Genial. Como siempre. – se la robé. - ¿Y tú?
-Genial también. – pateó y esta llegó hasta Rafael.
Una voz chillona nos interrumpió. Gino y yo volteamos mientras Yaco y Rafael estaban sentados en el suelo de la cancha. Rafael estaba fumando un cigarro mientras Yaco intentaba sobrevivir. Volteamos. Eran Paula, Milet, Rachel y Valeria.
-¡Chicos! – dijo la rubia con una corta minifalda.
-Hola hermosa. – sonreí. Milet me miró con el seño fruncido. – Hola preciosa. – le dije esta vez a Milet. Ella sonrió. Paula tiró de mi brazo.
-¿Hasta cuando Porcella? – dijo mordiendo su labio inferior.
-¿Hasta cuándo qué Paula? – llevé un mechón de cabello tras de su oreja. Observé sus labios. - ¿Qué te pasa? – susurré.
-Hasta cuando…- observó mis labios y mordió el suyo. – Hasta cuando esto. – se acercó más a mí.
-No entiendo. – negué, se me escapó una pequeña sonrisa.
-No te hagas el tonto bonito, yo y tú sabemos muy bien a lo que me refiero. – Sentí como una ola de calor yacía dentro de mí.
-¿Se puede saber que haces? – dijo Milet tirando fuertemente de mi mano. La observé con el seño fruncido.
-¿Qué haces?
-¿Cómo te atreves a ligar en mi propia cara con esta? – escupió la última palabra.
-Perdona, pero yo no tengo por qué dar explicaciones con quien ligo o dejo de ligar. – Ella hizo un gesto intentando mostrarse sorprendida.
-¡Pero si estás conmigo! – gritó. Rachel y Valeria se fueron alejando poco a poco.
-¿Sí? – carcajeé irónico. – ¿Desde cuándo? Sabes que solamente te quiero para divertirme. Pudimos escuchar perfectamente un ‘’Oooh’’ por parte de los chicos.
-¡Eres un imbécil! – gritó dándome un pequeño puñetazo en el abdomen. La cogí por las muñecas y la acerqué a mí.
-Que sea la última vez, que te atreves a hacer eso. – me acerqué a sus labios. - ¿Me entiendes? – Me separé mirándole esta vez fijamente a los ojos. La solté. Me miró con desprecio para luego dirigir la misma mirada hacia esta vez Paula. Luego, se fue caminando hacia sus ‘Best friends’. Miré a Paula que se encontraba detrás de mí, justo donde la había dejado. Me miró con el seño fruncido para luego marcharse también. Me quedé observando el vaivén de sus caderas mientras se marchaba. Sacudí mi cabeza y miré hacia los chicos. Se encontraban de pie, mirándome aplaudiendo, estallando en carcajadas.
