#44: Algo no anda bien

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Londres, Inglaterra.

Definitivamente es el día más frío en Londres, Derek frota sus manos para intentar obtener un poco de calor en su cuerpo, pero no queda satisfecho, se resigna al ver que se encuentra a dos calles del hospital, donde, aún Harry sigue internado. 

Las cosas no han estado del todo bien por casa, estas tres semanas siguientes Jenna no ha visitado a Harry tal como éste se lo pidió, aunque no quiere decir que ella lo esté pasando mal. Si bien la duda que todos tienen ahora es si Harry está realmente mal, Derek ha comenzado a creer que hay algo más. 

Ese hospital es muy extraño, se encargan de medicar a su amigo casi todo el día y dicen que le hacen estudios, más nunca muestras los resultados o algo similar, es como si tuvieran retenido a Harry de alguna manera, pues esas pastillas se llevan casi toda su voluntad. 

Hailee se ha quedado con su hermana en casa, puesto que desde hace una semana se agota practicamente de todo, este es otro tema que preocupa a los hermanos, es un síntoma que una embarazada está a punto de dar a luz, y a Jenna le faltan todavía unos cuatro meses para hacerlo. Los dos saben que ni Harry ni ella soportarían perder otro bebé, y menos ahora. 

Sacude su cabeza borrando todos esos pensamientos, lo que menos necesita Harry ahora es que lo agobien con más problemas.

 Camina hasta las máquinas de bebidas y paga por un chocolate caliente.

- Oh demonios- escucha detrás de él, voltea extrañado de oír ese suave tono de voz con semejantes palabras- lo siento, me faltan cuarenta centavos para tener un chocolate caliente- se apena la niña.

- Descuida, te los puedo prestar- responde amable Derek.

- Mi papá dice que no debo aceptar nada de extraños- piensa la niña, mientras la observaba algo dentro de Derek le gritaba que esa niña le era familia pero ¿en dónde la ha visto? No conoce a nadie entre diez y doce años. 

- Pues déjame decirte que tu padre es un hombre sabio- dice haciendo reír a la niña- lamentablemente eso de secuestrar niños no es lo mio, ya tengo uno en casa, uno en camino, y bueno, si contamos a Aaron y Harry serían 4...

- Espera... ¿dijiste Harry? - la niña tenía un enorme brillo en los ojos al escuchar ese nombre. ¿Será...? No... No podría ser...

- Sí, es un amigo mío. ¿Conoces a algún Harry?

- Se supone que no puedo hablar de esto con nadie. 

- Se supone que yo tampoco pero ya lo estamos haciendo, anda, no diré nada, espera, no nos hemos presentado. Yo soy Derek- estrecha su mano con la de la pequeña.

- No puedo decirte mi nombre.- susurra ella triste- es peligroso y podrían hacerle daño a Harry...

- Si no me dices nada no podremos saber si tú Harry es el mismo Harry que es mi amigo. Venga, te mostraré una foto y sólo moverás tu cabeza en caso sea él. Así nos ahorramos que puedan sospechar. 

- ¿Sabes quién está conmigo?- pregunta la niña.

- No, pero supongo que son peligrosos. 

Derek busca en su celular fotos de Harry, omite en las que está borracho o haciendo poses obscenas y sólo le queda una que tiene con Jenn. Le muestra la foto a la pequeña y no es necesario decir más... Los ojos de la niña, casi llorosa pero a la vez emocionada. En definitiva es Harry, y ella debe de ser...

- Gemma...- dice asombrado Derek- eres tú.

- ¿C-cómo sabes de mi? ¿Harry te habló de mi?

- Todos los días cielo, siento que te conozco de toda la vida. 

Sirens Where stories live. Discover now