Por alguna razón no parecía ansioso de volver a las aulas.

Archie pensó que aquello era extraño, pero se apresuró a pasar a su lado para perderlo, recordando lo mucho que parecía odiarlo en los últimos tiempos

—Noble, no gastes energía corriendo —dijo levantando la voz, justo cuando pasaba por su lado—. Al menos utiliza una poca de ella para saludar —agregó, girando hacia él.

Archibald apretó los labios, sabiendo que ya no había escapatoria, la personalidad de Darren tenía la pericia de la mordida de un cocodrilo, una vez que te atrapaba, era imposible soltarse.

—Buenos días —dijo, deteniéndose a una distancia prudente, preguntándose si habría alguna excusa en el mundo para escaparse del chico sin tener represalias futuras.

—Otra vez este tipo —se quejó Darla, entornando la mirada. Nunca había sido la mayor fan de los Woolf y Darren era probablemente su Woolf menos favorito.

—Buenos días —respondió con su típico rostro de estirado, aunque pudo notar una cierta desmejora en su ánimo. Darren, quien normalmente mostraba un atractivo elegante, se veía como pocas veces, desaliñado—. ¿Qué tal las vacaciones? —Dijo, intentando establecer una charla casual.

Extraño.

—Fueron buenas para descansar —Archie se encogió de hombros antes de mirar al chico con una pizca de curiosidad—. ¿No vas a entrar? Ya casi es la hora de la ceremonia de reingreso —comentó mirando su reloj. Al volver de las vacaciones el director encontraba sumamente divertido darles un sermón sobre el estudio que haría que cualquiera desease no haber salido de vacaciones en primer lugar, seguido de una misa que se extendía casi una hora y que no venía al cuento porque habían dejado de ser una escuela católica muchos años atrás.

—Me tomaré una semana más de descanso —dijo soltando un suspiro—. Parece que estoy enfermo, mis padres están hablando con el director ahora, piensan que debería alejarme de los libros un tiempo —comentó de manera casual, a pesar de que se notaba incómodo en su sito.

—¿Enfermo? —aparte del evidente ánimo en su semblante él no se veía nada demasiado diferente de lo habitual en su apariencia—. ¿Qué es lo que tienes? —inquirió, arriesgándose a recibir un desaire.

—Estoy resfriado —Darren seguía mirando edificio con una intensidad que no le permitía parpadear, mientras esperaba que sus padres salieran de ahí. Él parecía sano y fuerte.

—Está mintiendo —espetó Darla, soltando un bufido—. Dios, que descaro.

—¿Resfriado? —Archie levantó una ceja. Cualquiera que lo viera podía notar que al menos en apariencia, estaba fuerte como un roble.

—Si —él se giró hacia Archie, sin ningún tipo de vergüenza o culpa en el rostro—. ¿No me estás viendo? Estoy enfermo, necesito hacer cama —su tono se volvió ligeramente rudo, como si lo retara a llevarle la contraria.

Archibald y Darla se quedaron sin habla. Darren no era de los que faltaba a clases incluso si tenía una fiebre intensa, entonces ¿Que le pasaba ahora? ¿Por qué estaba inventando excusas? Aquello era extraño.

—Ya veo —¿Qué otra cosa podría decir ante una mentira tan evidente? Las razones de Darren ni siquiera eran su asunto—. Bueno, entonces, nos vemos dentro de una semana —dijo, caminando rumbo a la entrada.

—Oye, espera —lo llamó el muchacho alcanzándolo de una zancada mientras sacaba algo de su bolsillo y se lo extendía—. Toma, es una disculpa por desquitar mi mal humor contigo la semana pasada —dijo, hablando del asunto con tanta franqueza que por un momento pareció el antiguo y cascarrabias Darren Woolf.

Sobre mi cadáver (HDLO#1)Where stories live. Discover now