EPISODIO 123: LOS GRANDES AMIGOS DE LAS ISLAS PARADISÍACAS

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—Bien, ya vamos a llegar —pero cuando Kiawe intenta frenar, algo ocurre—.  Oh-oh.  ¿Y esto?

—¿Qué pasa? —le consulta Mallow.

—Querida, creo que... —y se dibuja en su faz una expresión de angustia evidente—.  ¡Nos quedamos sin frenos!

—¿QUE QUÉEE? —se aterra sobremanera su compañera de viaje, mientras el jeep sigue avanzando a toda velocidad.

—¡Ash, quítate de ahí! —lo llama Will.

—¡!  ¡Claro! —responde Ash al comprender lo que ocurre, pero para su mala fortuna tropieza con una pequeña piedra en el camino y cae.

—¡ASH, NO! —intenta ir Serena en su ayuda.

—¡Pika-Pii! —exclama asustado Pikachu, mientras Ash reacciona y se da cuenta del peligro en el que se encuentra.

—¡Rayos, si esto no para vamos a aplastar a Ash! —suda frío Kiawe intentando que el freno del vehículo reaccione, cuando en eso un brillo mágico los rodea y el jeep finalmente se detiene de manera súbita, a unos 60 cm de nuestro héroe, a quien ya se le habían parado los pelos de punta (igual que a Pikachu), provocando que del sobresalto se desmaye Serena.

—No puedo creer que manejen un armatoste como estos que posiblemente no haya pasado la revisión técnica vehicular —les reprocha Alakazam a los jóvenes de Alola.

—¡Kiawe, ese Alakazam habla! —se sorprende mucho Mallow.

—Si ella supiera lo que me alegraría en ocasiones que no fuera así... —masculla para sí Will.

—Grandioso... —se baja del jeep con igual asombro Kiawe, buscando ir con Ash—.  Ash, amigo, ¿estás bien?

—Pues, si todavía sigo en este mundo, creo que sí —todavía con mucha adrenalina en activo, nuestro héroe se reincorpora—.  Gracias, Alakazam.

—No hay de qué, campeón, pero la próxima cuida mejor de tus pasos —le previene el Pokémon de Will, volviendo a ver a su tutor—.  Y tú no repliques, que muchas de las cosas que sabes te las he enseñado yo.

—Ay, ahora presume de Maestro de Elites —pone cara de insatisfacción Will.

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—O sea, ¿tú y Mallow son pareja?  No me lo esperaba, amigo —expresa sonriente Ash, mientras ya degustan de la cena a la luz de las estrellas.

—Pues el tiempo nos terminó metiendo en circunstancias varias que a la larga fueron creando un vínculo muy especial entre nosotros, Ash —le relata Mallow—.  A mí es que me sorprende que seas la pareja de una chica tan linda como la reina de Kalos.

—A mí no, ¿sabes? —le menciona Kiawe—.  Todavía me acuerdo cuando Ash una noche entre amigos junto con el profesor Kukui y Sophocles él nos compartió sobre su secreto más íntimo, y era precisamente sobre algo que aconteció entre él y Serena antes de que ella partiera rumbo a Kalos.

—¿De verdad? —le consulta con interés la pelimiel.

—Jaja, pues sí, querida —admite Ash—.  Aunque me lo negaba, quería mantener eso como algo muy valioso para mí.  Lo malo es que luego caí presa de una que otra broma por parte de estos bribones.

—Pero no negarás que era parte de la buena camaradería que teníamos, socio —manifiesta Kiawe.

—Me consta, eso sí —admite el campeón de Alola—.  Por cierto, amigos, me parece curioso verlos por estas tierras tan lejos de Alola.

Pokémon - Los Primeros Pasos de un MaestroWhere stories live. Discover now