Trata de una visión propia del autor sobre las aventuras de Ash Ketchum posteriores a su viaje por las islas de Alola, donde tomará (tras ganar la Liga Pokémon de Alola) el desafío de la Liga Orre, famosa por ser inmisericorde hasta con los más fuer...
—Muy bien, Meowth, yo soy ahora tu entrenadora —le habla en un tono algo autoritario Abby, la chica algo estrafalaria, al Chimuelo, que se halla desconcertado ante ella y sus amigos Eden y Guy, que al parecer son parte de un circo o algo así, dado el ambiente del lugar donde se encuentran y los ropajes tan peculiares que los 3 usan—. ¡Y deberías sentirte afortunado de que yo, la grandiosa y tremenda Abby, maestra de ceremonias y futura mejor presentadora de shows a nivel mundial, te haya capturado!
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—Pero... pero... —Meowth se siente como si sus mayores pesadillas se hubieran materializado al verse ante esta coyuntura—. ¡NOOOOOOOOO! ¡YO NO PUEDO SER CAPTURADO POR NADIE! ¡YO SOY UN ALMA LIBRE, Y SOY PARTE DEL EQUIPO ROCKET! ¡DEBO ESCAPAR DE AQUÍIIIII! —y echa a correr desesperado rumbo a la salida de la bodega en la que se encuentran reunidos.
—¡No irás a ningún lado, Meowth! —activa Abby el rayo retornador de su Poké Bola para traer de vuelta al gato dentro de la misma—. Cielos, es más testarudo de lo que esperaba. Creí que atrapándolo me sería devoto y me tendría respeto.
—Ya te lo dije, Abby —comenta Guy, el chico con traje de arlequín—. Yo tengo más experiencia de entrenador Pokémon que tú. Quien debió capturarlo debí haber sido yo. A ti con costos tu Chimchar te hace caso en tu fallido acto de malabarismo.
—¡Mi acto no es fallido, bocón! —le reclama a viva voz Abby—. Simplemente nos falta ensayarlo más. Lo malo es que Chimchar quedó lesionado desde la última vez... y por eso no hemos podido seguir practicando —y cambia su semblante a uno más triste por ello.
—Vamos, hermana, no te nos deprimas —le recomienda Eden, el gordito con traje de payaso—. Si quieres te cuento uno de mis mejores chistes para que recuperes el ánimo.
—No empieces de nuevo, Eden —le pide un tanto incómoda Abby—. Esos enredos de palabras tuyos me causan más ganas de llorar que de reír ante tu falta de gracia.
—¡Ya quisieras tener tú ese talento mío, boba! —le reclama molesto Eden—. Si has visto que yo y Mime Jr. somos el alma de los espectáculos que damos.
—No sé, chicos —comenta algo decaído Guy—. La verdad siento a veces que estamos muy por debajo del nivel que esperaríamos tener a estos momentos.
—¡Y por eso es que vi en este Meowth la oportunidad de oro para intentar dar un golpe providencial, chicos! —insiste Abby—. Cuando lo vi sabía de una vez que se trataba de un Pokémon realmente único, que sin dudas le daría a nuestro show un giro inesperado de 180 grados, pudiéndonos llevar inclusive a un esplendor que jamás hubiésemos creído llegar. ¡Él sería la estrella aclamada del show!
Mientras los chicos discuten sobre esto, Meowth lo ha escuchado todo dentro de la Poké Bola.
—Ájale jaleo, ¿entonces esta niñita me capturó para que sea la estrella de su show? ¡Cielos, qué hacer! Por un lado siento que al perder mi libertad he perdido una parte muy importante de mi ser. Pero por otro lado siento algo de compasión por estos muchachitos, y no quisiera seguir viéndolos sentirse mal. Y por un lado más no sé cómo estarán Jessie y James, si me extrañarán, si estarán preocupados por mí o algo así. ¿Qué hago, qué hago?
