EPISODIO 54: UNA MISIVA TEÑIDA DE ESPERANZA... Y DUDA...

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POKÉMON - LOS PRIMEROS PASOS DE UN MAESTRO

EPISODIO 54: UNA MISIVA TEÑIDA DE ESPERANZA... Y DUDA...

La última vez vimos la llegada de nuestros héroes al pequeño poblado conocido como Agate Town, habitado por veteranos entrenadores Pokémon que viven en el retiro, y que resguarda también el mítico Relic Forest, en donde el Maestro Will tiene todas sus esperanzas de enfrentar a Celebi para así unirlo a su equipo y poder probar su inocencia ante la Elite de Indigo Plateau.

Con la llegada de nuestros amigos al pueblo, han sido testigos de un acontecimiento algo inusual con Celebi, quien quedó exhausto luego de atender a un número considerable de Pokémon que llegaron hasta él, y gracias a Alakazam pudieron enterarse todos de que estos Pokémon fueron víctimas del Team Doom, y que de alguna manera pudieron escapar de sus garras.  Con la ayuda de Will, Celebi pudo regenerar sus energías gracias a un Elixir que le facilitó Eagun, el anciano guardián de la entrada del bosque.  Tras esto, Celebi le hizo saber al tutor de nuestros jóvenes amigos que al día siguiente le daría la posibilidad de enfrentarlo en batalla, lo cual ha llenado de esperanzas al ex-Elite de poder finalmente cumplir su gran sueño.

La tarde llega a la región Orre, y nuestros amigos descansan en el hogar de Eagun y Beluh.  Pikachu juega con los Pokémon de Eagun (la cría de Pichus, Pikachus y Raichus que él tiene desde su niñez y que varias generaciones de ellos han sido de su posesión), mientras afuera vemos a Greninja practicar sus asestadas con el Shuriken de Agua, a la vez que Charizard usa su Ataque de Ala mientras desvía con eso el ataque de Bala Semilla que Sceptile ejecuta contra él, Krookodile descansa al aire libre, mientras Goodra y la Serperior de Hilda también practican duro entre ellos, así entre otras de las cosas que los Pokémon de nuestros amigos hacen en esa hermosa tarde.

—Fue una deliciosa comida, señora Beluh.  Se lo agradezco muchísimo —le dice Ash a la esposa de Eagun.

—Oh, para mí es un gusto muy grande oír eso, Ash —le responde sonriente Beluh—.  Como te dije antes, soy feliz cocinando.  Y bueno, debo decir que tu novia me ayudó mucho el día de hoy.  Una lástima que deban seguir su camino, porque sin dudas ella me ayudaría muchísimo a la hora de preparar la comida, ¡jeje!

—Vamos, no creo ser tan buena para eso —comenta algo sonrojada la pelimiel—.  Por lo menos comparado a como cocina el Maestro Will yo me considero una novata.

—No te subestimes, amor —la toma de la mano Ash—.  Aun recuerdo que en Kalos demostrabas mucho potencial en eso y ahora que viajamos juntos de nuevo debo decir que la hora de la comida cuando veo que tú metiste mano en la preparación me sabe aun mejor (guiño).

—Oh, ¿de veras lo crees? —le dice aun más roja la chica de Kalos llevándose las manos al rostro.

—Te lo garantizo —le asegura Ash.

—¡Ay, vaya! —se siente feliz y a la vez emocionada Serena—.  C-creo que entonces debería ayudar con más frecuencia en esos momentos.

—Cielos, si pudiera ayudarte... —le dice Ash pero...

—¡Ni lo digas! —lo detiene Serena poniéndole el dedo índice en la boca mientras le sonríe nerviosamente, a lo cual todos vuelven a ver hacia ellos y ambos se ríen de manera cómplice.

—¿Tan mal cocinero es Ash? —pregunta Hilda.

—Pues creo que la cocina y yo somos verdaderos enemigos, aun más de lo que pudieron haber sido conmigo Gary o Paul, mis antiguos rivales de batallas Pokémon —comenta de manera jocosa nuestro héroe—.  Aun recuerdo cuando vivía en Melemele Island, que intenté cocinar y casi quemo mi cabaña.  O lo terrible que me fue cuando en Sinnoh intentaba cocinar poffins.

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