EPISODIO 46: LA MEGA EVOLUCIÓN DE KROOKODILE

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POKÉMON - LOS PRIMEROS PASOS DE UN MAESTRO

EPISODIO 46: LA MEGA EVOLUCIÓN DE KROOKODILE

Nuestros amigos llegaron finalmente a la mansión del Dr. Kaminko, la cual está ubicada en un lugar algo aterrador que los tomó por sorpresa, pero dentro de la mansión encontraron un laboratorio lleno de maravillas tecnológicas que el doctor y Makan, el abuelo de Perr, se han encargado de desarrollar.

Tras el almuerzo en la mansión, Ash y Serena decidieron dar una caminata afuera, pero toparon con la mala suerte de caer en un agujero en el piso tras lo cual aterrizaron justo en el tobogán que lleva al sótano de la mansión, y en ese momento, el Team Doom hizo aparición con una pequeña comitiva invadiendo la mansión.

De la compuerta que se ha abierto a las afueras de la mansión, podemos ver salir a una gran armada de Pokémon de tipo Fantasma, comandados por el Gengar del Dr. Kaminko.

—Bien, llegó la hora de darles una o dos lecciones a esos maleantes.  ¡GENGAR, SI ESOS TIPOS NO CONOCEN EL TERROR, QUE TU MEGA EVOLUCIÓN LES DEMUESTRE QUE DAS MÁS MIEDO QUE VER EL EXORCISTA!

De esta manera, el Dr. Kaminko ha activado su Piedra Llave para que el Gengar cocinero logre llevar su poder a lo más alto.

—¡Vaya, no sabíamos que podía Mega Evolucionar a su Gengar, doc! —expresa asombrado N.

—Este viejo podrá parecer simplón a primera vista, chicos, pero como su mansión, él es una verdadera caja de sorpresas —manifiesta cruzándose de brazos Makan.

—Sorpresas las que quiero darles a esos intrusos por meterse en patios ajenos, ¡ahora verán! —refunfuña Kaminko mientras toma su micrófono para ordenar a sus Pokémon—.  ¡Gengar, dirige a todo el comando a hacer la rutina 23!

—¿Rutina 23? —pregunta Raoul.

—Es que mi amigo cuando no está investigando suele practicar sus maniobras de defensa con su escuadrón de Pokémon fantasmas.  Ahí donde lo ven en su juventud también fue un gran entrenador Pokémon.  Esos fantasmas que tiene fueron sus Pokémon en vida.

—Eso explica muchas cosas —comprende Hilda—.  Lo peculiar es que aun después de pasar a la otra vida siguen siendo fieles a su entrenador.

—Cuando un Pokémon ama a su maestro, mi estimada Hilda —explica Kaminko—, lo hará aun más allá de las barreras de esta vida.

—¿Eso significa que aun tras dejar esta vida te tendré como goma de mascar pegado a mí, Garrapata Psíquica? —le pregunta algo inconforme Will a Alakazam.

—¡Jaja, si es que algún día llego a pasar a ese otro ámbito de la existencia, muchachín! —manifiesta triunfal su Pokémon.

—¡Qué gracioso! —refunfuña Will—.  Pero, ¿estarán bien Ash y Serena? —vuelve a ver al hoyo por donde cayeron.

—No se preocupe, Maestro —le dice Makan—.  En esta otra pantalla podemos observar cómo están esos 2.  Oh, parece que ya salieron del tobogán y están en el sótano.

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—¡Aaaahhhh!  Serena, recuérdame de ahora en adelante fijarme más en dónde pongo los pies cuando caminamos —le dice un adolorido Ash a su Serena, a quien tiene sobre sus espaldas tras terminar el viaje en el tobogán y caer de golpe en el sótano de la mansión.

—Uuuuhhhh, te lo prometo, Ash —se intenta reincorporar Serena algo aturdida tras el agitado viaje.

—¿Dónde estamos? —se pregunta Ash mientras ocurre un pequeño agitamiento de tierra que los toma por sorpresa y ambos se abrazan.

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