Extra 3| San Valentín

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Error se miró algo avergonzado en el espejo del baño, suspirando repetidas veces e intentando no pensar en lo inevitable, y ese no era el único problema que había en aquel asunto. Y ese problema era que no estaba muy seguro de lo que estaba a punto de hacer. A su corta edad jamás había sentido algún lazo  romántico con ninguna muchacha, pero sentía un pequeño sentimiento extraño, que solía molestarle bastante, hacia Ink.

Y por ello estaba a punto de entregarle una hermosa postal de colores rosados y caramelo al esqueleto que se había convertido en su mejor amigo y mayor confidente, sin importar que ocurriese durante el proceso.

Y no era una simple postal donde le contaba sus mejores momentos de amistad, el hecho de cómo amaba ir a un supermercado cerca de su casa a jugar con el jefe y su esposa, que hacía muy ricos pasteles de manzana que les regalaba, cómo amaba ver su sonrisa, sus pómulos alzándose formando un bello espectáculo en un simple rostro, pues también le contaba sobre sus sentimientos.

Era obvio que estaba enamorado de Ink y no lo podría evitar de ninguna manera, ¿pero era amor verdadero o era un simple sentimiento callejero? ¿Y estaba bien el haberse enamorado de otro chico? Sus padres habían procurado de hacerle aprender que amar a alguien de tu mismo género estaba mal, que era de pecadores enfermos.

¿Eso significaba que él también era un pecador, por el hecho de sentir emociones puras hacia alguien de su mismo sexo? ¿Podía ser realmente un pecador en su juventud? Es decir, no podía ni considerarse un adolescente.

Suspiró, acalorado. Se había preparado mucho, con una antelación exagerada, tanto que desde diciembre ya estaba esperando al día de San Valentín para confesar sus sentimientos hacia su amigo, y esperaba que en poco tiempo ya no le pudiera llamar amigo, sino novio, o al menos, compañero de vida.

Y las cosas realmente pintaban ir bien, ¿pero podría haber algún problema si Ink rechazaba su propuesta? Él quería creer que Ink le correspondía, que podrían vivir una vida llena de color rosa sin problema alguno en lo que todo podría serle hermoso, y la tristeza pasaría a segundo plano.

Su hermano Geno le miraba a través de una rendija de la puerta, y podía comprender la situación por la que estaba pasando, después de todo él también la había vivido, aunque no tuvo un final feliz. Es más, el chico del que se había enamorado, le correspondía, es más, le había acosado desde que se conocieron, el problema fue que por negocios de sus padres tuvo que mudarse de pueblo.

— Creo que deberías dejar de pensar y actuar.— Dijo en voz alta el esqueleto de semblante serio, notando cómo Error se sobresaltaba.— Yo puedo acompañarte hacia su casa.

— Gracias, Geno.— El esqueleto de traje elegante sonrió con fuerza, amarrando la postal a su bolsa para proceder a abandonar el baño. Ya estaba decidido, aquel día se declararía. Después de todo, los padres de Ink no estaban en casa, pues habían ido en coche hacia un viaje de duración indeterminada, por lo que podrían tener más privacidad.

Tragó saliva al sentir los brazos de su hermano rodeándolo, en un acto de apoyo. Error, aunque ya estaba seguro de lo que quería hacer, seguía siendo presa del pánico y del temor de que Ink le rechazara de la forma más cruel posible, pero debía intentarlo.

Geno y Error comenzaron a caminar por las frías calles de París, buscando con la mirada la calle donde se situaba la casa de Ink y donde todo se llevaría a cabo. Geno tenía un deje de nostalgia en sus ojos, la mayor parte del tiempo inexpresivos, y no habló en todo el tiempo que estuvieron de camino.

Al fin, llegaron delante de un pequeño pero acogedor hogar. Error tocó el timbre, con la esperanza de que Ink apareciera frente a la puerta con una sonrisa plasmada. Sin embargo, aunque estuvo todo el tiempo llamando al timbre, nadie contestó.

— Qué raro.— Murmuró Error.— Ink me dijo que todos estos días estaría en casa.

— Mejor será que volvamos mañana, seguramente estará.— Dijo Geno mientras miraba con algo de pena a Error, cuyos planes habían sido arruinados.

El hermano menor asintió, mientras suspiraba. Pero nunca más volvió a ver a Ink, nunca más hasta muchísimos años más tarde.

El Error actual miraba nostálgico un pequeño papel lleno de dibujos cutres, pero a la vez dulces y distintas palabras escritas con fuerza sobre la lámina, y un montón de polvo envolvía tanto la postal como el mueble en el que estaba colocada. El día de San Valentín, el día en que su yo del pasado quería confesarse a Ink. 

El día en el que los padres de su ahora novio murieron y jamás lo volvió a ver hasta tantos años más tarde.

Sonrió mientras tomaba la postal, pensando en cómo podía haberse olvidado de su existencia siendo que siempre estuvo en el mismo lugar, y nadie la tiró. Pero ahora ya no sería olvidada, pues sería entregada aquel día, día de San Valentín y día en el que había recuperado otra memoria perdida.

Extra 3: 'Una postal llena de polvo'

Adivinen quién está de vuelta :D ¡Yo! Ahr

Me siento mal por no haber actualizado en tanto tiempo y traeros de regreso esta mierda :'v 

También quiero deciros que inscribí esta historia en un concurso Errorink, y en la primera etapa logré 24 puntos :') ¡Suerte y esperen mil años hasta la próxima actualización! os amo a todas y a todos, mua *beso virtual retarded*

'Pintor' [ErrorInk] #premiosErrorInk2017 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora