Capítulo 2

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La gran y lujosa limusina conducía bajo la lluvia, el día no mejoraba y aún faltaba un buen trecho para llegar al pequeño hogar de Error.

Ink estaba siendo atendido por una de las mayordomas, que se había dado cuenta de que ese pintor callejero estaba bastante mal físicamente, estaba muy delgado y tenía notorias ojeras, seguramente provocadas por el llanto, la mala alimentación de Ink y las pocas horas de sueño.

La única manera de recuperar la salud de Ink era estar en un lugar dónde descansar, una casa estable, tener una buena alimentación y bajar su tensión, que no se presione tanto en dibujar, pues eso hacía que su salud disminuyera lentamente pero de manera inevitable a causa de la presión que sentía por no poder conseguir el dinero suficiente.

Gracias a la misma sirvienta antes nombrada, las ropas de Ink fueron cambiadas por unas mas modernas, y para suerte del pintor colorido, era una ropa increíblemente multicolor, un conjunto bastante bonito: una camisa color caramelo, con un bolsillo en la parte superior izquierda. También esa camiseta iba junto unos tirantes tipo monos de color azul marino, que acababa en el pantalón, que eran unos tejanos marinos parecidos a los de los trajes elegantes. También le cambiaron sus zapatos mohosos medio rotos por unos zapatos de cuero relucientes. Como ya dije, en esa limusina había de todo, tanto cómo el dinero que ganaba Error cada semana.

Aún con ese cambio de ropa, el pintor callejero seguía dormido en una de las butacas del gran coche, siendo vigilado por cada una de las sirvientas, por si despertaba o había algún síntoma de enfermedad o cualquier otra cosa relacionada con su salud.

Mientras, el empresario miraba de reojo al pintor durmiente, que dormía como un tronco. Hacía tiempo que no dormía en un lugar tan cómodo cómo una butaca forrada bastante suave. ¿Desde cuando no dormía bien? Desde los diez años, y mira que ahora tenía 21 años. Había pasado mucho desde sus últimas comodidades. Si hubiera sabido sobre su futuro... Nadie imagina que futuro podrá tener, muchos son buenos, otros pésimos, pero cada acción cuenta hacia el futuro. Él, sus acciones, cambiaron bastante su destino. Los sueños de Ink, sus esperanzas, todo arrebatado por las acciones que tomó. Su futuro no fue bueno, el de Error sí, y cada persona tiene el suyo.

El descanso de Ink duraría poco, pues el coche paró en seco: habían llegado a su destino. Habían llegado a la mansión dónde vivía Error, una casa de estilo modernista, impregnada de un olor a flores ya marchitadas y lluvia. La entrada estaba vallada con unos muros blancos decorados con macetas de adonis. Un extenso jardín se podía ver en esa casa, un jardín lleno de árboles fruteros, con una piscina en una zona llana, también había un huerto en el que ya estaban brotando las semillas. La entrada estaba cubierta de una tela para evitar empaparse al abrir la puerta. En una zona alejada de la entrada, había una terraza con una tela parecida a a la de la puerta y habían dos tumbonas para tomar el sol en verano.

Al frenar en seco, Ink despertó de golpe, moviendo la cabeza frenéticamente, sin saber dónde se encontraba. Un sentimiento de temor apareció en él al ver que se encontraba dentro de un coche. Pero era un coche demasiado lujoso para ser el de un secuestrador. Ink se talló los ojos, para después bostezar de una manera tímida. Entonces sus ojos se posaron en la persona que se encontraba delante de él.

Su corazón empezó a latir bastante fuerte, mientras pensaba por qué estaba en el coche del empresario del que se había enamorado. Sentía que iba a estallar en cualquier momento, y notaba como el corazón estaba bastante acelerado. Sus pómulos empezaron a iluminarse de un millón de colores, su característica mas peculiar. Entre que estaba delante de su amado Error y odiaba provocar lástima a las personas no podía estar mas nervioso. Temía que lo hubiese recogido para llevarlo a vender o a ser su criado. Aunque lo del criado no sonaba tan mal.

'Pintor' [ErrorInk] #premiosErrorInk2017 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora