Perseguidos

463 47 92
                                    

Griselle dio alcance a Irina y Martina, las cuales estaban sumergidas en un intenso debate sobre los esmaltes de colores, exigiéndole a la recién llegada su opinión. No había terminado de formular su pregunta cuando se percataron de que Dafne se encontraba sentada en la misma mesa que Maia. Ninguna de las dos hablaba, al parecer una de ellas no estaba al tanto de la presencia de la otra. También se dieron cuenta de que ni Dominick, ni Aidan se encontraban en el patio, lo que significaba que la mayor de los Aigner estaba haciendo el papel de niñera.

—Creo que hay otras cosas más importantes de las que debemos hablar —dijo Griselle, despreciando el tema de los esmaltes.

—La PCI otra vez —comentó Irina.

—Sí. Esta vez tu amado Aidan estuvo coqueteando con ella durante la clase de Matemática. —Irina comenzó a ponerse roja de la ira—. La profe los mandó a parar, pero no lo hicieron. Creo que poco le importa a la muy tonta la amenaza que le hiciste.

—¡Ya veo! —murmuró—. ¿Dónde está la idiota de Saskia cuando más se necesita?

—¿Para qué la quieres? —le preguntó Martina.

—Necesito saber cuáles son sus intereses. Voy a humillarla hasta que desee irse del colegio.

En ese instante, Ibrahim y Aidan le pasaron por un lado. Ninguno de los dos la miró. En cuanto Dafne los vio entrar al patio, alejándose de la mesa de Maia. 

Itzel apareció detrás de ellos. Unos minutos más tarde, Dominick se dirigía a la cantina y Saskia fue a reunirse con sus amigas. 

—Tuve que salir corriendo al baño. ¡No aguantaba las ganas! Siento mucho llegar tarde.

—¡Por mil demonios, Saskia! No seas tan cochina(1) —la regañó Irina—. A nadie le interesa lo que estabas haciendo en el baño, y mucho menos conocer tus inmundicias. —Saskia bajó el rostro—. Quiero que le preguntes a Maia qué es lo que más le gusta. ¡Pero hazlo ya! —le respondió empujándola.

 ¡Pero hazlo ya! —le respondió empujándola

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Itzel se sentó al lado Maia. Desde allí, fue testigo del desprecio con el que Irina trataba a una de las suyas. Sintió la sangre hervir dentro de ella. Estaba enfadada con Saskia por lo que le había hecho a Maia, pero reconocía que, en el fondo, ella era solo una chica confundida y quizás se sentía abandonada. 

Saskia se estiró la blusa de chiffon celeste, cruzando los brazos sobre su pecho, lo que hizo que Itzel sintiera más lástima de ella. Se acercó a la mesa, sentándose frente a Maia, sin que nadie la invitara. Le dedicó una tímida sonrisa a Itzel.

—Me mandaron a preguntar —dijo tímidamente. Itzel no vio cuando Maia se estremeció al escuchar la voz de Saskia, sin duda alguna, la reconoció.

—¿Qué es lo que quiere Irina? —le atajó Itzel.

—Sabes que no puedo con ella.

—Eres pésima haciendo esto y no te corresponde.

—Creo que mejor me retiro —comentó Maia levantándose, desdobló su bastón y se marchó.

La Maldición de ArdereWhere stories live. Discover now