Capítulo 36

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Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


Becca no entiende mis motivos para acudir a la cita con Miranda. Lo cierto es que le he dicho muy poco sobre el padecimiento de Adam y todo lo que eso encierra. Así que se lo cuento, de principio a fin. Yo decidí quedarme con Adam a pesar del TEI y no me había tomado el tiempo de escuchar otra opinión que no sea mi <<yo>> enamorada.

Le lleva trabajo entender cómo funciona y la verdad es que no he investigado lo suficiente, ni siquiera un poco para explicárselo mejor. Por un momento creo que me aconsejará alejarme, sin embargo, no lo hace y se la pasa todo el tiempo que nos tardamos en llegar al lugar diciéndome que no debería reunirme con Miranda y sé que tiene razón. Sé que debería irme a casa y esperar por mi novio para ponerlo al tanto de la situación. Pero ya estoy aquí, en una cafetería en donde seguramente una taza de café vale más que todas las prendas que traigo puestas hoy.

—Maya, si vas a entrar prefiero esperarte. Seguramente esa tipa te dirá mentiras. Sigo sin entender por qué estás haciendo esto.

—De acuerdo, espérame.

Salgo del auto y camino directo a la entrada. Respiro profundo antes de cruzar la puerta y no me tardo nada en divisarla. Está ahí, sentada con toda esa belleza que es abrumadora. Levanta su mano como si no pudiera reconocerla entre la multitud. Aquí todos están vestidos de traje y yo me miro justo como lo que soy; una colegiala de jeans y camiseta que se ha enamorado de alguien que pertenece a este mundo, no al mío. Doy pasos segura y firme y me repito mentalmente que debo mantener esta actitud, que todo lo que esa mujer dirá será una falsedad, que nada me hará dudar de Adam y que en caso de que eso suceda yo me comportaré como una mujer madura, llegaré a casa y lo hablaré con él y todo estará bien.

—Has venido —su voz se ha dulcificado en varios niveles—. Siéntate por favor.

Lo hago. Un mesero se acerca y me ofrece la cartilla. No la leo, pretendo que esto sea rápido, no que parezcamos las mejores amigas tomando el té.

—Y bien...

—Maya, sé que todo esto te resulta extraño. Que te haya citado después de la forma en la que me comporté es raro.

—¿Puedes ir al grano? —Estoy impaciente.

—Lo quiero, sigo enamorada de él como hace años. Lo nuestro era especial, creí que sería para toda la vida.

—¿Me has pedido que nos veamos para hablar sobre el amor que le tienes a Adam? En todo caso, si tanto amor le tenías por qué le diste la espalda cuando más te necesitaba.

—Eso te dijo, ¿cierto?, que le di la espalda como sus padres. Es lo que le dice a todo el mundo cuando habla de mí. No les dice la verdad. Es frustrante después de lo que me hizo —dice ofendida.

—¿Sabes, Miranda? Fue un error venir aquí, seguramente crees que por mi edad no puedo darme cuenta de que cada palabra que dices es mentira. Llamarme no tuvo sentido y venir aquí tampoco.

—¿Ves esto? —Recoge las mangas de su camisa de seda y me muestra la parte oculta de sus brazos. Tiene unas enormes cicatrices que empiezan un poco arriba de sus muñecas y llegan hasta sus codos—. Él me lo hizo.

—Adam jamás lastimaría a alguien que ama, y él te amaba. —En mi cabeza comienzo a pensar en todas y cada una de las razones por las cuales me niego a creer que esas cicatrices son obra de Adam.

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