Capítulo 18.

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Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


Los gritos de las personas escandalizadas no me ayudan nada a tranquilizarme. Becca me mira preocupada. ¿Por qué no se levanta? José me asegura que lo hará. Los segundos siguen pasando y Adam no reacciona, se queda en el suelo y la cuenta regresiva inicia. Lo miro sin parpadear siquiera y no sucede nada. La gente corea los números y quiero pedirles que se callen. Creo que Becca y yo vamos a lastimarnos las manos de lo fuerte que nos estamos sosteniendo una de la otra.

El número tres sale de la boca del árbitro, aunque en realidad no lo es, aquí no hay reglas. "La muerte" cree que ha ganado y se relaja, mientras Adam continúa tirado en el suelo y ahora mismo quiero que todo se acabe para asegurarme de que esté respirando. El número uno llega y entonces pasa lo inesperado. Adam se levanta como si todo este tiempo hubiera estado fingiendo, como si no le doliera nada y el otro tipo, al estar distraído, no se espera lo que ocurre a continuación.

Adam lo golpea con furia. "La muerte" no reacciona lo suficientemente rápido y mi chico parece una máquina de golpes, no se detiene hasta que la sangre comienza a salir del rostro del otro tipo y lo termina noqueando. Las personas gritan eufóricas. Yo tardo en reaccionar, no soy muy partidaria de los golpes, si me lo preguntan preferiría que Adam se dedicara a hacer otro tipo de actividad, sin embargo, me siento extasiada. No ha perdido y ha molido a golpes al otro tipo. Me uno a la celebración general y termino abrazando a José.

—Te dije que se levantaría —me dice en el oído.

Interrumpo el abrazo y hago una locura, la cual no me sorprende; el solo hecho de estar con Adam ya es una completa locura. Camino en medio de las personas hasta llegar al cuadrilátero y subo sin importarme que las jodidas luces me enfoquen como la última vez que estuve aquí. Corro a su lado y me le tiro prácticamente encima, olvidándome por completo de que está lastimado. Sus manos me envuelven de inmediato y aunque se queja por la forma agresiva en la que lo estoy abrazando, no me suelta.

—Así que estás marcando territorio. —Suelto una carcajada.

—¿Eso quiere decir que hay muchas chicas que te siguen aquí?

—No lo sé y no me importa. La única chica que me gusta la tengo justo en mis brazos.

Suspiro como una tonta ante su comentario. No tengo que ver hacia todos lados para darme cuenta de cuántas mujeres lo están asechando con la mirada; mujeres que sí tienen su edad, mucha más experiencia y madurez que yo... y él; él me prefiere a mí. Bajamos del cuadrilátero y caminamos al mismo cuarto al que entramos la última vez que estuve aquí. Me siento en el sillón y él se toma una botella con agua sin hacer pausa alguna.

—Me asustaste mucho. —No puedo apartar mis ojos de él.

—Lo siento, fue algo que se le ocurrió a José. Ese tipo es el mejor boxeador clandestino en todo San Francisco y no estaba seguro de poder vencerlo, así que a José se le ocurrió que lo hiciera creer que había ganado y entonces atacara. ¿Lo conociste?

—Sí, me has puesto un niñero. Puedo cuidarme sola —le recuerdo—. Entonces, te has dejado golpear —afirmo y niego con mi cabeza—. Pudiste informarme, ¿sabes? Casi muero mirándote tirado en el suelo.

—No quería preocuparte, de verdad lo siento.

Me pongo de pie para mirar mejor sus golpes. La barbilla está realmente lastimada, sangra un poco. Sin decirle una palabra rápidamente ubico el pequeño botiquín que hay en el cuarto, tomo alcohol y algodón para limpiar sus golpes y sus heridas. Sé que está observándome de una forma que me provoca tirar los paños y besarlo de una vez. Consigo continuar con lo mío y disfruto de sus ojos clavados en mí.

¿Cómo estar sin ti? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora