Capítulo 30.

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Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)

Despierto con los ojos hinchados, he llorado otro tanto después de que Adam se durmiera. También me duele un poco la cabeza, quizás porque no comí prácticamente nada ayer y tampoco quise cenar. Estoy sentada sobre la cama, con mis rodillas pegando en mi pecho. Adam duerme, su pecho sube y baja con calma. Tiene la boca entreabierta y el pelo desordenado. Me froto los ojos para verlo mejor. Es hermoso, de verdad, lo es. No solo por su despampanante físico. Lo es por todo eso que lleva dentro.

Suspiro, es extraño que no me sienta totalmente cohibida ante su presencia. Y, también descubro que me lleva muchísimo trabajo no mirar su torso desnudo. Trago saliva con dificultad. Tal vez son mis incontenibles ganas de enfocarme en algo más que no sean mis problemas lo que me hace estar tan deseosa de él esta mañana o quizás necesito más que nada en el mundo borrar cualquier recuerdo de Bob.

Salgo de la cama y me encierro algunos minutos en el baño. Miro mi aspecto, es espantoso. Trato de hacer algo con mis rizos y cepillo mis dientes. Regreso a la cama y me acerco mucho a Adam, tanto, que se despierta.

—Buenos días, hobbit.

—Hola.

—¿Has conseguido dormir?

—Un poco, sí.

—¿Pasa algo? —Se sienta sobre el colchón.

—No —contesto, entonces acaricia mis mejillas como suele hacerlo y frunce su ceño. Creo que sabe que miento.

—Anda, dime qué ocurre —insiste y me atrae hacia él.

—No es gran cosa —me cierro, no quiero hacer más drama sobre mis problemas.

—Oye, puedes hablar conmigo las veces que quieras, incluso decir lo mismo una y otra vez. Al inicio éramos amigos, ¿cierto? —Asiento—, pues lo seguimos siendo saltamontes. ¿Estás triste?

—En realidad no es eso lo que sucede. Me siento un poco extraña.

—¿Te incomoda mi presencia? —pronuncia las palabras con aflicción mirando hacia las sábanas revueltas. No contesto de inmediato, no sé bien qué decir—. No hay ningún problema si es así, puedo dormir en la otra habitación. Sé que lo que pasó es difícil, Maya. De hecho es algo traumático que no estoy seguro de poder sanar solo, aunque quisiera, de verdad quisiera que todo este amor que siento por ti fuera suficiente para hacerte olvidar, sin embargo podemos buscar ayuda, ¿un psicólogo quizás?

—No —doy un saltito y me siento sobre sus piernas. Ha sido impulsivo, mas no me incomoda—, eso no es lo que pasa. No quiero que duermas en otro lado... me gusta mucho dormir contigo —admito con timidez—. En realidad me siento extraña porque efectivamente no es sencillo lidiar con lo que me ha pasado o más bien con lo que casi pasa. Ayer mientras me duchaba sentí repulsión por mi cuerpo, quería borrar sus manos sobre mi piel... y al verte no experimento repulsión de tu cercanía, quiero besarte, acariciarte... más... ¿es normal?

—Ven conmigo —me pide levantándose de su cama y guiándome hasta el baño. Al principio me tenso y finalmente me dejo llevar.

Lo veo cepillar sus dientes y enseguida me toma el rostro con las manos y me besa con suavidad. Acaricia mi cabello con calma y poco a poco entramos a la ducha. Algunas imágenes de esa terrible noche intentan colarse en mi mente, y no lo permito, las alejo lo más que puedo y me concentro en este momento.

Me mira unos segundos antes de hablar.

—¿Puedo quitarte la ropa?

—Puedes —le doy permiso y lo hace, quita mi pijama y luego mi ropa interior. Estoy completamente desnuda ante su penetrante mirada. Respiro profundo nerviosa, pero algunos segundos después me encuentro con sus ojos nobles, amorosos y comprensivos. No hay lujuria, al menos no maliciosa e incorrecta.

¿Cómo estar sin ti? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora