Capítulo 16.

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Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


Me quedo callada, las palabras han salido solas. De pronto me he sentido tan bien a su lado, protegida, querida, necesitada de él, de lo que se desarrolla entre nosotros y sí, quiero estar con él. Solo con él. Es mayor que yo y sé lo que eso implica, es mi primera experiencia y también sé lo que eso conlleva. Quizás con el tiempo él se termine de enterar de que soy una inmadura, que no sé nada del amor y que sigo siendo una niña. Por ahora prefiero disfrutar de la forma en la que mi corazón casi explota y la reacción de su bonito y perfecto rostro varonil.

Sus ojos se abren como platos y una hermosa sonrisa le prosigue. ¿Por qué demonios me gusta tanto su sonrisa? Acuna mi rostro y presiona mis labios con tanta intensidad que creo que me ha besado el alma. Sus labios son tan suaves y carnosos, me cuelgo de su cuello y sus manos bajan delineando mi esbelta figura.

—No vas a arrepentirte, hobbit. —Me da un beso en la punta de la nariz.

—¿No te importa que mi madre te odie? —pregunto nerviosa. La existencia de mi madre es el recordatorio de que aún no cumplo la mayoría de edad.

—Ahora mismo lo único que me importa es que esa boquita no bese a nadie más. El día que te miré besar a Tyler, te juro Maya que tuve que hacer un esfuerzo sobrenatural para irme de ahí. Yo, suelo perder el control con facilidad... por favor, no me hagas las cosas más difíciles. Promete que esa boquita es mía. —Sus ojos esperan ansiosos mi respuesta.

Una sensación extraña me recorre el cuerpo al imaginarme la situación diferente. Que él bese a alguien más es algo que provoca un estorbo en mi pecho. No pienso compartir a Adam y aunque aún es demasiado pronto para detectar algún tipo de obsesión por él, definitivamente no pienso permitir que nadie más bese sus labios.

—Lo prometo. —Lo beso rápidamente—. Pero que quede claro que tus labios son míos y solo míos —parezco una niña pequeña caprichosa.

—¡Pero mira nada más! La inocente Maya está reclamando lo que le pertenece —nos reímos un poco—. No tendrás quejas al respecto, lo prometo.

Después de regresar a la cocina y comernos una docena de pancakes, nos damos cuenta de lo tarde que es. Miro con tristeza mi teléfono, son la una de la madrugada y mamá ni siquiera me ha llamado. Sé que antes de la existencia de Bob, o al menos, antes de la existencia de este nuevo Bob, no hubiera esperado ni diez minutos para hacerlo. Me preocupa mucho cómo vayan a desarrollarse las cosas al volver a casa; y, me preocupa más saber en dónde dormiré hoy.

Dándole espacio a la honestidad muero por dormir acurrucada en ese pecho que me gusta tanto, sin embargo, temo que las cosas se salgan de control, además estoy llena de harina y no quiero dormirme así. Adam me muestra las tres habitaciones de la casa. La última es la suya. Ahora que entro sin ser asaltada por sus labios puedo verla con claridad. No hay muchas cosas, de hecho, solo está la cama, algunos muebles y un espejo lleno de fotos, las cuales no había visto antes. Me acerco y en todas está Adam con Alicia y otros dos chicos, supongo que son sus hermanos.

Hay una en especial que llama mi atención. Tiene una foto pequeña en donde está únicamente con Alicia. Están abrazados y él arrodillado para poder estar a la misma altura. Ambos sonríen, no como esas fotos en las que se fingen sonrisas, esa, era una sonrisa real, llena de amor.

—¿Cómo era Alicia? —lo tomo totalmente por sorpresa. Se sienta en la cama y da una palmada sobre el colchón para que yo haga lo mismo.

—Alicia era encantadora. Mamá la castigaba todo el tiempo, era muy divertida, reía por todo. No es por alardear, pero yo era su hermano favorito. Solía jugar fútbol con ella cuando mamá no la estaba observando. Mis padres son esa clase de padres que etiquetan todo y una niña tenía que jugar con muñecas y tomar el té. Así que yo jugaba con ella, hacía todo lo que ella quería. Yo adoraba a esa pequeña pulga, era la niña de mis ojos y...

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