Capítulo 13.

37.9K 2.6K 748
                                    

Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


Abrumada y confundida respiro agitada. Todo en mí me grita una sola cosa: me gusta Adam, me he puesto celosa y la sola idea de que se acueste con otras mujeres me enferma. ¿Por qué? No soy su novia, soy una niña a su lado, una inmadura que no sabe lo que quiere ni a quién. Sus ojos me miran expectantes, casi acariciando mi piel, abriéndola poco a poco y metiéndose dentro de mí sin poder evitarlo.

No lo pienso dos veces y me lanzo a sus brazos. Sí, últimamente besar a Adam se me daba bastante fácil, pero, seamos honestos. ¿Quién no quisiera besarlo cuando me ha seguido sin camiseta, descalzo y ha pronunciado cada perfecta palabra? Tengo que ponerme totalmente de puntillas para poder alcanzar sus labios. Sus brazos fornidos envuelven mi pequeña cintura y me levantan en el aire. Me siento como una jodida princesa y ya sé lo ridículo que eso suena.

Soy consciente de que mamá puede abrir la puerta en cualquier momento y que cuando el beso acabe no sabré qué decir o cómo actuar, porque aún me parece irreal que las cosas cambien tanto en unos cuantos días, horas, minutos, segundos. Con Adam siempre es así.

¿Es posible conectar de esta forma con alguien tan pronto? La manera en que sus labios presionan los míos aleja cualquier pensamiento que logre que me arrepienta de este momento, de esta locura, de este beso que pasa los límites de lo íntimo y lo profundo. Incluso me olvido hasta de mi nombre cada vez que Adam White me besa. Me regresa al suelo y se aparta unos centímetros para volver a rozar mis labios. No profundiza el beso, solamente los roza un par de veces y yo continúo con mis ojos cerrados.

—¿Qué tienen esos labios que me gustan tanto? —musita y vuelve a apoderarse de mi boca, tomando mi labio inferior y mordiéndolo un poco.

—Adam...

—No tienes que decir nada, quiero hacer las cosas bien. Voy a portarme como todo un caballero, quiero cortejarte, salir contigo, conocernos y si resulta, entonces hablaremos de esto. Si quieres intentarlo solo tienes que decir que sí y si estás tan ciega como para no darte cuenta de que existen más hombres en la tierra aparte de Tyler, me iré a casa y seremos los vecinos que jamás se hablan.

—Quiero intentarlo —la voz me tiembla al pronunciar las palabras—. Lamento no haber ido contigo al hospital.

Y vaya que lo lamento. La decepción que experimento por Tyler ahora mismo no tiene comparación.

—Si supieras todas las cosas que hice pedazos para calmar mi enojo —sonríe con tristeza. Algunas preguntas se quedan en mi garganta; ¿por qué te enojas con tanta facilidad? ¿por qué necesitas golpear o romper cosas para drenar tu molestia? No me atrevo a indagar—. Pero, olvidémonos de eso. ¿Cómo está Sarah?

—Tuvo una reacción alérgica a la pintura. Mañana estará como nueva. —Sin poderlo evitar lo abrazo. No importa el corto tiempo que nos ha albergado desde que nos conocimos, al estar cerca de él, me siento tan protegida, tan necesitada de su cercanía.

—¿Qué ocurre?

—Es Bob, mamá me ha dicho que se mudará con nosotros y en el hospital me habló de una forma espantosa, Adam y...

Me detengo. No porque no desee ponerlo al tanto de lo que ha pasado en el hospital, sino porque esa parte de él; esa que no logro comprender, se presenta. Su aspecto cambia de un momento a otro. Pasa de tierno y protector a furioso y descontrolado.

—¿Intentó hacerte algo? —articula las palabras entre dientes.

—No. Me siento muy incómoda con su presencia y no sé cómo voy a sentirme cuando lo tenga todo el tiempo en casa.

¿Cómo estar sin ti? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora