Capítulo 23.

31.6K 2.4K 249
                                    

Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


—Adoro tu expresión cuando digo cosas subidas de tono —dice mientras yo sigo congelada—. Ven acá hobbit. —Da una palmada en la parte de la cama que está libre. Tomo mis prendas y las pongo de nuevo en su lugar. Me recuesto entre su brazo e inicio de su pecho. Sigo sin poder hablar—. Lo siento —se disculpa.

—¿Por qué lo sientes? —logro preguntar.

—Por provocar esto, por mis deseos, trataré de controlarme.

—No te disculpes por eso, no estoy asustada. En realidad, me gusta esto, Adam. Cuando me tocas siento cosas que ni siquiera puedo explicar. No quisiera irme —confieso suspirando. Lo último que quiero es volver a casa y alejarme de él.

—Yo tampoco, pero no deseo provocarte más problemas. Así que como vamos a evitarnos, quiero que sepas que tendré tres peleas en los siguientes días y que quizás no esté mucho en casa.

—¿Por qué? —intento no sonar celosa y fracaso terriblemente. Su sonrisa de ángel aparece y me derrito poco a poco.

—Mis padres siguen en la ciudad. Han llamado más de doscientas veces pidiéndome que nos reunamos.

—¿Tú quieres verlos?

—La verdad no. ¿Qué crees que deba hacer?

Me tomo mi tiempo para pensar bien mi respuesta. Esos dos seres, al igual que el resto de su familia, omitiendo a katherine, lo habían dejado solo cuando más los necesitaba. No puedo evitar odiar a su madre por haber preferido guardar las apariencias que estar al lado de su hijo. Sigo sin comprender cómo unos padres pudieron no levantar una denuncia contra el asesino de su hija. Lo que ese hombre había hecho era macabro y honestamente entiendo a Adam. Sus notables nulas ganas de encontrarse con sus padres están muy bien argumentadas.

Sin embargo, pienso en que, si arregla las cosas con ellos y con su pasado empezará a sentirse normal y podrá permitirse cambiar su vida, tener un trabajo de verdad, integrarse a la sociedad y olvidarse de que arruina la vida de las personas.

Me siento sobre la cama y me hago un moño mal hecho con mi mata de rizos. Me observa con determinación, creo que ya me conoce bastante. No me interrumpe y espera paciente por mi respuesta. Sabe que lo estoy pensando con claridad.

—Si no quieres verlos, no tienes que torturarte, Adam. Pero, creo que quizás, comenzarlos a ver con cierta normalidad puede ser bueno para tu progreso —me atrevo a decir, frunce el entrecejo y también se sienta.

—¿Mi progreso?

—Sí, tienes un concepto muy malo de ti mismo. No eres nada de lo que dices ser, eres como cualquier persona. Te alteras con más facilidad y te aseguro que en el mundo hay miles de chicos y chicas que también lo hacen. Yo estoy segura de que puedes controlarlo sin mudarte cada tres meses y acercándote a la gente, haciendo amigos, haciendo una vida Adam. Ellos siempre serán tus padres. Puede ser que quieran disculparse. Solo digo que puedes intentarlo..., empezar de cero.

—¿Me estás diciendo que inicie una vida nueva contigo? —La seriedad de su tono de voz me pone nerviosa. No es lo que trataba de decir, o tal vez sí, no lo sé. Ahora que lo dice en voz alta, creo que sí, quiero que empiece una nueva vida conmigo. Quiero que crea en él.

—Me gustaría mucho hacer una nueva vida contigo, Adam White —respondo y rápidamente toma mi cuello y me atrae hacia él. Nos besamos de forma lenta, como si estuviéramos sellando una promesa.

¿Cómo estar sin ti? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora