Sé que parece una estupidez, que debería estar saltando de alegría porque tengo las pruebas en mis manos, no lo siento así. No puedo explicarlo, lo único que puedo decir es que, si una persona te ama incondicionalmente, te ha visto crecer, te ha ayudado a ser quien eres hoy, entonces, esa persona no tendría que desconfiar de ti, no existieran motivos para demostrar nada. Es mi madre y aun así ha elegido creer en las palabras de un enfermo mental.

—¿Por qué estás tan seguro de que tu padre me ayudaría a meter a ese hombre a la cárcel? Recuerdo que me dijiste que no quisieron hacer nada respecto al crimen que se cometió con tu hermana —agrego.

—No sé qué tan arrepentida esté mi madre de eso. Papá, por otro lado, no lo supera. Siente que se cometió un inmenso error al dejar a aquel hombre libre y ahora de pronto la historia más o menos se repite y cree que ayudándote limpiará un poco esa culpa que no lo deja vivir. Supongo que te ayudaría sin involucrar nuestro apellido. Lo que importa es que ese hombre pague por lo que hizo antes y por lo que casi te hace a ti.

—Entonces eso es lo que quiero, que vaya a prisión, Adam. Si mi madre me odia aún más ya no me importa, lo único que importa es alejar a un depravado como él de mis hermanas. Podría hacerles algo, no lo sé. No buscaré a mamá para mostrarle estos papeles, pero si voy a denunciar a ese hombre.

—Si es lo que quieres hacer, te apoyaré. Estoy seguro de que ni siquiera tienes que ir a la policía hasta que quieran tu declaración. Te sorprenderías de cuántos conocidos tiene mi padre ahí. Nos vamos a encargar de todo, Maya y en unos días ese hombre estará arrestado.

—Eres asombroso, lo sabes, ¿cierto? Haces todo esto por mí y yo no hago nada por ti.

—Haces la parte más difícil, hobbit. Me conviertes en una buena persona.

—Eres una buena persona, Adam. A veces creo que tú mismo te has encargado de convencerte de que no eres normal y lo eres. Eres la persona más buena que he conocido, amor. —Sonríe complacido.

—Es la primera vez que me dices así y me gusta. —Acaricia mis mejillas con su nariz.

—No vas a lograr distraerme —comento con la voz quebradiza al sentir su lengua delinear mis labios—. Tengo que hacer la cena y hacer mis deberes de la escuela y...

—Y dejar de resistirte. —Me besa y su lengua me ataca. Me tumba en el sillón y en un segundo lo tengo encima de mí—. Estaba pensando, en que quizás y solo si tú quieres, podrías tomar anticonceptivos —murmura mientras quita mi camisa. Ya lo había pensado pero dado que tengo muy poca experiencia no sé muy bien el proceso de las pastillas. Puedo preguntarle a Becca—. Muero por sentirte completamente, Maya.

—Lo haré —acepto. No suelo pensar mucho cuando estoy en sus brazos de esta manera.

—Solo si tú lo quieres... —repite.

—Yo también quiero sentirte completamente, Adam —lo miro fijamente y sonríe con ganas.

—Y pensar que la primera vez que te miré, te veías tan inocente, hobbit —se burla.

—Tú me estás convirtiendo en una perversa, adicta a ti —hablo con dificultad al sentir su lengua sobre mis pechos.

—¿A mí o a mis partes más sensibles? —Se está burlando.

—Adam —lo reprendo.

—No hay nada de malo en que hablemos al respecto. Anda, dime qué es lo que está convirtiéndote en una perversa.

Me muerdo los labios, no puedo creer que las palabras vayan a salir de mi boca. Lo empujo y su cara de sorpresa es incomparable. Ahora soy yo la que está encima de él y beso su pecho tonificado y su abdomen hasta llegar debajo de su ombligo.

¿Cómo estar sin ti? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora