La puerta de mi habitación se abre y mamá entra con cara de pocos amigos. Suspira y se sienta sobre la cama. Ni siquiera volteo a verla, mi mirada está fija en la casa de Adam.

—Bob me ha dicho que te ha traído un chico.

—Fue Tyler, ¿también lo intentarás denunciar a él?

—¡Claro que no! Hija, con muchachos como Tyler es con quien deberías estar. Maya, sé que no lo entiendes ahora, pero cuando crezcas me darás la razón. Es por tu propio bien que hago esto.

—Podrías darle una oportunidad y luego decidir si me conviene o no. Podrías dejarme escoger. Yo nunca te he dado problemas mamá y sé que, si Bob no existiera, las cosas seguirían así.

—¡Basta, Maya! Es la primera vez en mucho tiempo que establezco una relación con un buen hombre. Tengo derecho a ser feliz. Él los quiere mucho, no quiero obligarte a pasar tiempo con él, pero este fin de semana quiere llevarte a comer e intentar tener una relación contigo, como estás castigada, harás lo que yo te diga.

—Tendrás que llevarme amarrada. No pienso salir a la calle completamente sola con ese hombre. Solamente tú no te das cuenta de lo que pasa y ya te lo dije, cuando cumpla dieciocho no podrás obligarme a hacer nada.

—Estás colmando mi paciencia. Mientras vivas aquí vas a obedecerme.

—Muero por ver cómo te las arreglas con mis hermanos cuando ya no viva aquí mamá —le grito y me arrepiento al instante.

—¿Adónde te irás? Te tengo que recordar que no tenemos a nadie y que tienes un padre que no está interesado en lo más mínimo en ti —dice alterada.

—Puedo irme con él, con Adam. —No lo digo en serio, solo estoy molesta. Como respuesta recibo una bofetada.

Mamá sale echando chispas y yo me suelto a llorar. Mi razonamiento comienza a cuestionarme, estoy haciendo todo esto por Adam. Lo medito unos minutos antes de meterme a la cama, no es únicamente por Adam, también es por Bob; él está arruinando la perfecta relación que tenía con mi madre.

Me despierto con unas ojeras inmensas, no he dormido casi nada. Reviso mi teléfono con la esperanza de que haya un mensaje de Adam y no encuentro nada. No puedo evitar sentirme más decepcionada que ayer, está prácticamente ignorándome por una tontería.

Disimulo el odio que últimamente siento por Bob y subo a su auto. Virginia como siempre se sienta en el asiento del copiloto y conversan con normalidad. ¿Por qué Bob tiene que comportarse raro conmigo? Si no lo hiciera, las cosas en casa quizás se desarrollarían de otra forma. Con mis hermanos es tan bueno, a Virginia jamás la ha visto de forma extraña, sus conversaciones parecen realmente la de un padre con una hija y no hay doble sentido en sus acciones, en sus palabras. ¿Estoy exagerando? No, sé bien cómo me mira a mí y cómo me habla a mí. La diferencia es enorme.

Justo en la entrada de la escuela está Tyler y bajo lo más rápido que puedo del auto para evitar cualquier comentario incómodo de parte de Bob. Mis intenciones no son hablar con Tyler, y él se acerca y camina conmigo hasta el casillero. Todos nos miran con atención. Se supone que esta entrada triunfal la hace todos los días de la mano de Amelia y ahora ha entrado conmigo.

—¿De verdad terminaste con Amelia? —Abro mi casillero y saco algunos libros.

—Aunque no lo creas. Las cosas nunca funcionaron en realidad. Era un montaje.

—Claro, la razón por la cual me desterraste al mundo de los mortales —bromeo y sonríe con tristeza.

—Y no te imaginas lo arrepentido que estoy al respecto.

¿Cómo estar sin ti? Where stories live. Discover now