La profesora que cambió mi vida

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Este es un testimonio de una persona, que el otro día encontré ojeando en una vieja revista, me hizo pensar y quería compartirlo con vosotr@s.

"Seguramente, yo no sería quien soy si no hubiera conocido a la señorita Rosa. Para entender mi historia, tengo que hablar un poco más de mí.

Vengo de una familia obrera con muchos problemas: mi padre bebía demasiado y desaparecía a menudo de casa y mi madre tenía que cuidar de mí —que era el menor de tres hermanos— y hacía limpiezas para poder pagar las facturas de casa. Ella no era especialmente cariñosa, porque estaba abrumada por la situación que le tocaba vivir y porque mis abuelos tampoco lo habían sido demasiado con ella.

En aquel entonces, yo tenía 10 años y estaba rabioso. No quería hacer lo que me decían y pensaba que, siendo rebelde y yendo a la mía, las cosas me irían mejor. Al fin y al cabo, peor no podían ir. Por eso pasaba mucho de los estudios; no quería perder ni un minuto con algo que me aburría. Por eso, cuando llegó Rosa a mi instituto, pensé que sería otra profesora que, simplemente, me pegaría la bronca.

El primer día de clase, le dejé las cosas bien claras y tuve una pelea con otro chico de la clase. Rosa nos separó y me castigó a quedarme una hora más aquella tarde. Cuando estuvimos a solas, me dijo que lo había hecho, porque quería hablar conmigo. De repente, me empezó a preguntar cosas sobre mí: qué música me gustaba, de qué equipo era, cuáles eran mis aficiones... Su actitud me sorprendió, porque, por un lado, esperaba un castigo y, por el otro, nadie se había interesado por mis cosas.

Cuando pasó la hora, me dijo que me encargaba una redacción sobre cómo me imaginaba dentro de 10 años. Me costó mucho escribirla y me hizo pensar en muchas cosas que hasta el momento no se me habían pasado por la cabeza. Las clases con Rosa eran diferentes, hablaba de cosas que nos interesaban para hacernos entender que debíamos estudiar y nos motivaba muchísimo.

Todo esto hizo que empezaran a interesarme los estudios. Ella me valoraba y no me trataba como la escoria de la clase, que es lo que habían hecho todos los profesores hasta el momento. A partir de entonces, pasé a ser lo que podría considerarse un alumno aplicado.
Cuando pasé de curso, sé que ella seguía preocupándose por mí y hablaba con mis tutores para que entendieran cómo motivarme.

Al acabar los estudios, Rosa habló con mi madre y le dijo que tenía que ir a la universidad. Hasta muchos años después no supe que me había pagado las matrículas, porque, si no, no hubiera podido sacarme la carrera de Derecho.
Hace poco me enteré de su muerte y me he maldecido por no haberla visitado más a menudo. El entierro fue muy emotivo: estaba lleno de antiguos alumnos a los que ella ayudó.

Sin ella, muchos de nosotros no seríamos los que ahora somos."

Yo nunca he tenido una relación tan estrecha con algún profesor pero sí que es verdad que hay profesores que supieron motivarme para dar lo mejor de mí. Desde aquí quiero agradecerles a todos ellos. Esas personas que tienen como verdadera vocación ser profesores y a veces, se implican mucho más en nuestra educación.

¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora