Los tres minutos pasaban, rápidos, sin dejar tiempo de pensar a Ink, que empezaba a sollozar, tenía miedo de lo que le sucedería. Siempre acababa arrepentido de sus elecciones y esa elección de irse no era ninguna excepción, le acabó hiriendo sin poder darse cuenta, tenía miedo de no poder volver a ser feliz junto a la persona a la que podría amar. Nunca encontraría una persona mejor que Error, él era... bueno, él era Error, tiene sus defectos, cualidades, sus gustos, pero eso agradaba a Ink. No era como el típico chico rico cliché, que suelen ser arrogantes, presumidos, odian el amor, que odian a los pobres, no. Error era distinto.

El reloj del celular sonó, indicando que los tres minutos ya habían pasado, alertando a Ink, que dejó las lágrimas atrás y empezó a enrollar los fideos, intentando olvidar la razón de toda su tristeza, cerrando los parpados con objetivo de relajarse, pero no podía. Era todo tan complicado, todo sería tan complicado de ahora en adelante...

El bol cada vez estaba más vacío. Os preguntaréis de dónde sacó el tenedor y el bol o incluso los vasos, pero era porque en la alacena del cuarto habían unos cuantos cubiertos y vajillas como platos y tazas, así que no tendría que preocuparse por los utensilios para cocinar o tomar la bebida sin la botella, aunque estaban bastante rotas o muy sucios, aunque le podrían servir hasta que comprara otras u otros cubiertos, no podía vivir para siempre con unas cucharas medio dobladas que se partirían en cualquier momento.

Su corazón estaba apretujado, los tonos de mensajes a su celular no paraban de llegar, aunque no creía que fuera Error. Bueno, seamos sinceros, sí que pensaba que era él. Y tenía muchas ganas de contestar, de decir donde se encontraba, pero no podía, no podía ser tan cobarde si no había pasado aún ni un día. Era increíble que sus defensas fueran tan bajas en situaciones como esas, odiaba que siempre fuera así en momentos como esos y no en situaciones que no requerían tanto la valentía y la determinación.

Y así, intentando hacerse el valiente, tomó el celular, abriendo los mensajes. Con sorpresa pudo comprobar de que no todos los mensajes eran del empresario, porque la mitad lo eran, también habían algunos de sus amigos, que le preguntaban dónde estaba y si se encontraba bien, pero decidió no contestarles. Odiaba tener que perder amistades, pero era su única escapatoria a sus problemas.

Sus ojos se posaron encima de todos los mensajes, viendo como Blueberry intentaba convencerlo de regresar a la mansión, pero no funcionó, su corazón había sido protegido por un caparazón que lo protegía de tener tristeza por otras personas, algo que ahora le fue muy bien para evitar chivar al pequeño esqueleto vestido de azul de donde se encontraba y acabar con su plan voluntariamente.

Suspiró y regresó el celular a la mesita de noche que estaba junto a la cama, una mesita de noche bastante antigua pues tenía varios trozos de madera arrancados de su superficie y los cajones estaban desalineados, a punto de caer bastantes veces. Odiaba ese apartamento-motel o lo que fuera, no le importaba en ese momento.

Se dejó caer encima de la cama, mientras intentaba evitar sentir el ruido de la lluvia sobre la ventana, que parecía que en cualquier momento caería y se convertiría en mil pequeños trozos de vidrio que se clavarían en la cama, e incluso en los huesos de Ink. Intentó ignorar esos pensamientos, pues casi pudo sentir el dolor de lo último que imaginó. Una mueca de desagrado se formó en su rostro, para después intentar dormir, cosa que logró rápidamente por el cansancio que sentía en ese momento.

En su sueño todo era gris, con pequeñas sombras del tamaño de un ratón paseando libremente por ese sitio gris que inundaba su cabeza, o su mente, no podemos describirlo. El sueño era en primero persona, por lo que no sabía si él era también una sombra o era... él y ya está. No podemos saber todo. Por ahora, pensemos que también es una sombra.

'Pintor' [ErrorInk] #premiosErrorInk2017 [Editando]Where stories live. Discover now