—No comprendo por qué siempre en los momentos más inoportunos.—Murmura de mala gana el esqueleto mientras se acercaba al fogón. Las compras las había dejado dentro de una bolsa, colocada encima de la encimera que había junto al fogón. Tomó una bolsa de patatas fritas que compró por cincuenta céntimos y empezó a comer, bebiendo de vez en cuando agua. Debería acostumbrarse a comer tan poco durante los días, sino perdería mucha comida.

Se sentó en un incómodo sofá de solo una plaza, es decir una butaca, y empezó a tomar las patatas, guardando la mitad para cenar. Suspiró una vez que acabó su merienda-comida extraña de solo media bolsa de patatas y decidió tomar un panfleto que encontró en el supermercado, de esos típicos panfletos en los que encuentras información sobra empleos y plazas libres para trabajar. No sabía dónde trabajar, así que debería elegir bien si no quería acabar en la miseria.

Sus ojos se posaban en cada párrafo, leyendo todo lo posible, mientras con su pincel y un bote de pintura roja que sacó de la maleta resaltaba los posibles empleos donde podría ir. Necesitaba ir a un lugar ni muy apartado de la ciudad ni muy en el centro, necesitaba un empleo en una zona normal y corriente de París. Además, no quería trabajar en ese barrio, no le interesaba trabajar con gente que podría fumar o beber alcohol en su tiempo de empleo.

Y al fin, después de muchos minutos de leer ese infinito panfleto, encontró una oferta de trabajo en un barrio humilde pero agradable, una oferta de dependiente de supermercado que pagaba veinte euros a la hora y cada día eran tres horas de trabajo, así que durante una semana ganaría cuatrocientos veinte euros, y así podría comprar comida, pero comprar lo que le serviría y no quedar con hambre y encima pagar el alquiler, que serían veintiocho euros a la semana, aunque tendría que ahorrar esos euros para pagar pues su alquiler sería cada mes, eso significaba que debía ahorrar ciento veinte euros cada mes para su alquiler. No era mucho comparado con los otros pisos, que te podían cobrar sesenta euros la semana. Por ahora ahorraría dinero cada semana para poder instalarse en otro apartamento, no soportaría este lugar por mucho tiempo.

O se estaba equivocando con sus cálculos mentales. Pero de todas formas, ese trabajo prometía, y de pequeño había sido uno de los mejores en matemáticas, así que no tendría tantos problemas en un trabajo así. Cerró los ojos, satisfecho, mientras pensaba en lo genial que sería trabajar en un supermercado por tanto dinero, o bueno, no era tanto pero cada día cobraba y eso le beneficiaba bastante.

La oferta era hasta dentro de tres días, y eso significaba que si no iba ya a por el empleo perdería su oportunidad de ganar dinero suficiente para pasar cada semana. También era ventaja que fuera solo una persona y que no necesitara comer tanto, porque ya saben, es un esqueleto, necesita comer pero no exageradamente, podía aguantar un día sin comer y no tener tantos efectos de hambre como los demás monstruos. Era algo bueno, pero si no comía a su hora habitual, podría perder mucha energía, una desventaja que complementaba a la ventaja.

Con el pincel, trazó un gran círculo alrededor de esa oferta de trabajo para no perder ese párrafo en el que explicaba las condiciones de trabajo, que por cierto eran bastante buenas en general, y poder ir a la mañana siguiente para poder ver si conseguía el trabajo o no, pero deseaba que lo aceptaran, no quería arruinarse. 

Nuevamente, suspiró. No sabía que hacer a continuación, odiaba tener que sentirse así de aburrido, y no tenía nada que hacer. Podría utilizar el celular, pero no había conexión en ese lugar, y no tenía ningún juego descargado. Tampoco había para cargarlo, así que lo más recomendable sería pintar, así no se aburriría y podría vender el cuadro, a no ser que le quedara mal.

Con gestos vagos, se movió lentamente por la habitación, llegando a la maleta, abriéndola para sacar su estuche de pinceles, que eran bastante antiguos por haberse utilizado años y años, y tomar un lienzo vacío. Con gran rapidez, empezó a trazar el boceto que le serviría para poder pintar el paisaje y colorear los rostros de dos pequeños esqueletos. Uno con bufanda y el otro encapuchado. Sí, se había basado en los niños del otro día. Eran muy adorables, se merecían un cuadro. O eso era lo que pensaba el esqueleto, que no sabía mucho de belleza física ni interior, incluso los ratones le parecían adorables, así que mejor no digan como de adorable os consideraría, podría ser mala idea.

'Pintor' [ErrorInk] #premiosErrorInk2017 [Editando]Where stories live. Discover now