Una vez el mayordomo, Error e Ink estuvieron dentro del coche, otras sirvientes dieron un vaso de chocolate caliente al empresario, quien lo tomó gustoso. Él en realidad no gustaba de tener sirvientes, pero le hacían la vida más fácil en cualquier sentido, pues su dura vida de empresario le impedía poderse organizar de manera correcta, y sus mayordomos cumplían esa función.

El interior de la limusina estaba forrado de una alfombra roja que proporcionaba calor, sus sillones eran bastante cómodos, con unos cacharros para guardar latas de bebidas y unos pequeños cojines para reposar los pies. Había una nevera situada en el centro, junto con una especie de estantería con puerta de cristal dónde se podían distinguir algunas copas de vidrio.

Ink había sido tumbado en uno de los sillones afelpados, mientras las mayordomas le proporcionaban un cojín y unas mantas que habían almacenadas en uno de los pequeños estantes que había allí dentro, haciendo que el pintor pudiera recuperar un poco de su temperatura corporal.

Error, mientras, estaba cambiándose de ropa en un vestidor, esa limusina tenía de todo, pues la lluvia lo había empapado todo. Mientras, recordaba al pintor que había encontrado en la calle. ¿Por qué había sentido lástima justamente de él? Había visto millones de pintores como él, harapientos y delgados, pero solo ese pintor en concreto le había avivado las ganas de ser bondadoso, de ofrecer ayuda a un desconocido.

Muchos se reirían de pensar que Error fuera bondadoso, pero justo ahora pensaba que tendría que ayudar a ese pintor del que no sabía el nombre. Pero de pronto, recordó un vago recuerdo. El recuerdo de haber topado con él hace mucho tiempo. Él, intentó sacarle tema de conversación al pintor, pero éste estaba nervioso, marchándose rápidamente, mientras lo dejaba con la palabra en la boca. Ese chico parecía nervioso cuando le intentó hablar.

Quizás no estaba muy acostumbrado a conversar con gente vestida de etiqueta.

—Así que por eso me sonabas, ¿eh? — murmuró Error una vez ya cambiado de ropa mirando como Ink dormía. 

Se veía bastante indefenso, y en realidad era bonito, con rasgos definidos que ayudaban a recalcar por completo la belleza de su rostro, y si lo cubriese con las más finas ropas nadie sospecharía de su situación de pobreza.

—No merece tener que vivir en la calle...— soltó de la nada Error, pensativo y con la mirada perdida.

Pero era verdad, toda la gente que vive en la calle no lo merece.  Merecen tener alimentos, tener hogares donde disfrutar su vida en total plenitud. Poca gente tenía esa desgracia, esa situación de extrema pobreza, pero por poca que fuera había gente que tenía que buscar maneras de sobrevivir en ese mundo lleno de desigualdades.

La limusina recorría el trayecto lentamente, sin prisas, mientras las gotas de agua chocaban contra las ventanas, produciendo un leve sonido bastante agradable que producía un cierto sentimiento de nostalgia. Era otoño, y eso hacía que muchos árboles estuvieran pelados y el paisaje fuera fúnebre y triste. Ya no habían tantas flores cómo las que hubieron en verano y en primavera, no todos los árboles estaban pelados cómo en invierno, no era tan bonito pasar la tarde en fuera en otoño. Otoño era una de las estaciones mas odiadas de Error, pues siempre llovía y le entristecía, sentía que le faltaba algo en su vida: alguien que lo ame por su personalidad, por la forma en como es, y no por su fama, dinero y renombre.

Pero nadie entendía eso, todas amaban a Error por su físico y dinero, todas, incluso algunos chicos. Por eso Error seguía soltero. Odiaba el amor interesado, lo odiaba con toda su alma, lo detestaba tanto como al otoño. Lo que no sabía que había una persona lo amaba tal y como es, aceptando sus defectos y cualidades, problemas y maneras de vivir, alguien que le había estado observando dándose cuenta de cosas que ni sus seres más cercanos saben.

No lo sabe, pero poco a poco lo entenderá, lo verá y entonces entenderá que el amor es algo raro, que puede suceder en cualquier momento, entre desconocidos, entre amigos, entre familiares incluso. Comprenderá que el amor puede mostrar un nuevo mundo a su antojo, rosado y precioso, u oscuro y fúnebre, dependiendo de qué tipo de amor te haya tocado experimentar.

Y el mundo de Ink era el segundo, sombrío y lúgubre, pues pensaba que Error nunca lo notaría, que siempre tendría que retratarlo para ser feliz, retratarlo de mil maneras, con cada ropa distinta que se le ocurría, pues su imaginación era infinita, una imaginación envidiable. Podía hacer cuadros hermosos, pero la gente no los aprecia, piensan que por ser un pintor callejero los cuadros carecen de valor artístico.

La vida de Error, por contra parte era lujosa, muchas intentaban ligar con él, ganaba bastante dinero, era famoso, todos lo envidiaban, todos querían ser cómo él, pero no podían saber el sufrimiento de Error: haber sido traicionados por amigos de toda la vida por ser ahora famoso, nunca haber tenido una relación amorosa seria porque todas le terminaban quitando todo el dinero y engañándolo... Pero eso, la gente no lo comprende, no si no lo han vivido en carne propia.

Error sabía a la perfección que a veces, para ser feliz no necesitas tener toda la fama y renombre del mundo, sino tener amigos de confianza, por menos que sean, y alguien que te ame de forma desinteresada e incondicional. Por desgracia, a Error le faltaban esos dos requisitos que podrían cambiar su forma de vivir triste a una alegre y radiante.

CONTINUARÁ

Me siento inspirada con ésta historia :u

'Pintor' [ErrorInk] #premiosErrorInk2017 [Editando]Where stories live. Discover now