Capítulo 2. Cuidado con la mujer.

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—Tiene que entender que yo no hablo su puto idioma señor. -Dijo Louis desesperado-
Me pusieron el cinturón debido a que yo no puedo por las esposas.
—Ya siéntate, Louis. -Le ordena Zayn con fastidio-
—Como odio los putos aviones. -Recordó como siempre nuestro buen amigo Chad-
Traté de mantener la calma respirando hondo y visualizando todo lo que está pasando. Despegó el avión unos minutos después, el vuelo fue eterno para todos, ya es suficiente ir en un avión rodeado de policías turcos que no entiendo una mierda lo que dicen, y más aparte, ir con esposas es lo peor, es una incomodidad increíble.
Llegamos al destino, en realidad fue difícil saberlo ya que todas las ventanas están cerradas y no podemos voltear a ver a ningún lado. El vuelo más eterno que alguna vez he tenido. Nos bajaron bruscamente a todos del avión, cada quién tiene a un oficial agarrándolo fuertemente.
—Muévanse bastardos de mierda. -Dice un oficial bruscamente-
—¿En dónde estamos? -Pregunta Jenn-
—No puede ser. -Dice Nicky-
Miles de flashes, miles de cámaras y reporteros, miles de micrófonos y prensa. Todos gritándonos y haciéndonos preguntas una tras otra sobre lo sucedido.
—¡A un lado! -Gritó el oficial que va hasta en frente para que nos dejen pasar-
—Genial, cuando estas fotos salgan a la luz todo empeorará. -Dice Henrie-
—¡Espero hayan tomado mi buen ángulo! -Gritó Jacob a los fotógrafos-
Nos dividieron en dos camionetas. Mientras vamos siendo transportados, escucho discutir a los policías, pongo atención a las calles, no pierdo ningún detalle de ellas, hasta que por fin sé en que país nos encontramos.
—Estamos en Rusia. -Por fin dije-
—Lo supuse. -Dijo Zayn al estar a un lado mío-
—¡No pueden hablar hijos de puta!
—Claro que podemos oficial. -Defendí-
—Cállate ahora mismo si es que no quieres que.. -Interrumpo-
—¿Me mates? Adelante. -Me alcé en hombros- Que sea en la cabeza, para que sea rápido y no tengas que limpiar tantos órganos.
—Ember.. -Me dijo Zayn en voz baja para que me callara-
—Solo te advierto que la sangre no se quitará de los asientos, y me recordarás por toda tu miserable existencia.
—Calma Em. -Me dice Jacob desde atrás-
El oficial quedó sorprendido a mi forma de responder, ya no dijo una palabra más. El camino fue largo, dormí unos minutos en el hombro de Zayn hasta que nos movieron nuevamente para que bajáramos de la camioneta. ¡Mierda! Pero que frío hace.
Nos metieron a una gran estación oficial, nos van guiando hasta llegar a una sala de espera podría decirse. Nos sentaron a cada uno con la orden de esperar.
—¿Ellos? -Preguntó el jefe de la estación Rusa, un hombre temible- ¿Son ellos? ¿Unos jóvenes?
—Son sospechosos señor, aún faltan las interrogaciones.
Ambos oficiales nos observan desde la oficina.
—Son bastantes. -Dijo al visualizarnos-
—Son peligrosos señor, son sospechosos de ser criminales mundialmente famosos y reconocidos por su buen trabajo en homicidios y tráfico de drogas.
—¿Cómo es que no están en prisión?
—Son listos señor, son como el humo, imposibles de agarrar y sin dejar rastro. Se cree que son de Magnium, es una empresa gigantesca... -Interrumpe el jefe-
—¿Magnium? -Preguntó exaltado- ¿¡Son de Magnium!?
—Aún no lo sabemos señor, es una investigación que jamás se ha finalizado, siempre se logran zafar de la lista de los más buscados, y nadie nunca ha podido embarcar esa empresa para saber nombres. Tienen a gente muy importante ahí dentro.
—Bien. -Dijo al seguir viéndonos- Lleva a cada uno a una diferente sala de interrogación. -Quiso comenzar a caminar cuando su compañero lo detuvo-
—Cuidado con la mujer, señor.
Mierda.
—¿Cuál de todas?
—Con la bonita de ojos cafés, la delgada que viene vestida de negro de pelo obscuro.
—¿Por qué cuidado? -Pregunta al visualizarme con calma-
—Solo no se deje llevar por sus palabras.
—Yo la interrogaré a ella entonces. -Dice decidido-
—Temo decirle que ya la interrogara el de operaciones de la CIA.
El jefe rodó sus ojos.
—¿El imbécil que se presentó con nosotros en la conferencia?
—Me parece que sabe lo que hace señor.
—No sabe tratar con criminales tan listos. -Dijo desesperado- Yo estaré viendo el interrogatorio y me meteré cuando vea que es momento.
Nosotros seguimos esperando hasta ser llamados por nuestros nombres, un oficial nos fue llevando a uno tras otro.
Me vienen guiando hasta meterme en una sala de interrogación, dejándome sola. Una mesa y dos sillas viéndose de frente, hay otra mesa donde hay agua y café, y por supuesto un enorme vidrio donde se podía ver todo, sé que me están observando. Tomé asiento relajadamente para esperar.
—Perdóname la tardanza. -Se escuchó una voz masculina detrás mío al entrar-
No dije nada y esperé a que se sentará en frente mío. Un oficial joven a decir verdad, atractivo de pelo castaño, se podía notar que el no era ruso gracias al cielo.
—Pero que mal educados son los oficiales rusos. -Dijo al ver que me encuentro esposada-
Sacó una llave de su pantalón y me pidió que extendieras mis muñecas para quitarme las incómodas esposas al fin, las puso sobre la mesa y se sentó, di círculos con mis muñecas para destensarlas.
—¿Quieres algo de beber? -Me preguntó al abrir unas hojas y tomar asiento- ¿Café o agua?
—Así estoy más que bien. -Hice una media sonrisa-
—Me imagino que ya te han hablado de la peor manera en Estambul y han tratado de que confieses de mala gana, ¿O no? -No dije nada, solo sonreí- Hablaremos las cosas claras. -Leía unos archivos hasta que subió su mirada a mi- ¿Por qué estás aquí?
—Porque me trajeron esposada.
Él rió unos segundos.
—Me llamo Bob. Bob Paris, hablémonos con confianza ¿Te parece? Soy jefe de corporativo de la CIA. -Me mostró su placa que está en su saco- Así de grande fue el atentado para meter a la CIA ¿No te parece?
—Me imagino que sí. Más para tantos muertos que corrieron por sus vidas con la esperanza de salvarse y no lográndolo, pobres personas. -Hice una mueca de preocuapción-
Bob frunció su ceño, me vio seriamente, aclarando su garganta después.
—Te haré unas preguntas y espero me las contestes con honestidad, ¿Te parece?
—Mientras tenga que ver con la investigación estaré contenta de servirle.
—¿Crees tener algo que me sirva de información?
—Yo creo que es su trabajo averiguarlo. No estuve esposada más de veinticuatro horas en vano, Bob.
Él sonrió.
—¿No tienes nada que ver con la bomba que explotó en el ministerio Ruso?
—¿Por qué tendría algo que ver?
—Porque tienes un historial amplio. -Dijo al extender las hojas frente a mi- No por nada nos mandaron alertas los departamentos de Inglaterra con sus nombres, no por nada son sospechosos. -Dijo al alzar su ceja- ¿Quieres que lo lea por ti? -Volvió a tomar las hojas frente a él para así comenzar a citar lo que dice- Empezamos con que tus padres son exitosos empresarios con demasiado dinero, espero que de forma legal.
—¿Quiere que les marque para saberlo?
—Tranquila cariño. -Siguió leyendo- La pérdida de tu hermano no favoreció a tu familia en lo absoluto y mi más grande pésame. Pero, en realidad quiero saber.. -Calló unos segundos para encontrar las palabras adecuadas- ¿Cómo falleció tu hermano?
—Lo envenené mientras desayunaba para así poder enterrarlo en el jardín mientras mis papás trabajaban. -Él abrió sus ojos de golpe, pude notar total confusión y horror en su rostro- En una fiesta. -Dije traviesa-
—Claro, claro. 
—¿Ya había hecho interrogatorios antes Bob? -Pregunté curiosa- ¿O soy a la primer posible criminal que tiene en frente?

La Criminal. Segunda Parte.Where stories live. Discover now