Capítulo Ein­und­vierzig

694 66 1
                                    


FL22: Actuar descuidadamente o sin interés en los estudios.

FL23: Faltar a clases sin justificación o llegar tarde, así como no cumplir con las tareas en el tiempo indicado.

FL24: Usar materiales de consulta durante los exámenes sin autorización del profesor.

FL25: Proporcionar o utilizar información escrita o verbal para ayudar indebidamente a otros estudiantes en sus exámenes.

FL26: Faltarle al respeto al profesorado.

FL27: Utilizar cualquier método para obtener información previa sobre los temas de los exámenes.

Deniska Diaghilevova.
Recordando Pesadillas.
Lunes 14 de agosto.
Rostov del Don, Rusia
1:30 horas

El general dijo que hoy llegaría un nuevo capitán, Aven se murió. Blaz era mi capitán, pero ahora es comandante Yaar ascendió a capitán, pero no es mi capitán Aven lo era, ya que la tropa de Blas termino en manos del, por el hecho de que Yaar era mucho mejor para tener la tropa de inteligencia.  Ahora va a llegar un nuevo capitán, capitán, él cuál no habla ruso. Ni siquiera sabe en donde está la central, como soy la única mujer en esta tropa de mierda me toca ir a recogerlo. ¿Por qué? Por qué nadie más quería hacerlo.

Estoy en mi casa una enorme casa sola, vacía estar aquí me genera ganas de suicidarme, de hecho todo me genera ganas de suicidarme. Las cortinas se mantiene cerradas. Es de noche su vuelo llega hoy a las dos, por eso estoy aquí y no en la central, esta casa es deprimente, mi vida es deprimente. Signe me ha dicho que me mudé a su departamento. No lo voy a hacer jamás. Me gusta la oscuridad, todo es mucho más bello en la oscuridad.

Los demonios como yo se ocultan en ella. Salgo de la casa, el jardín está lleno de hojas, esa empleada de mierda no las limpio. Tomo el mejor deportivo que tengo aquí, un BBZ de Blaz. Este es el anterior del último que salió, es impresionante tener este coche y más para mí que soy mujer. Salgo de la fortaleza llena de cristales. No es fortaleza ni siquiera hay demasiada seguridad, solo un portero y los centinelas que aseguran mi seguridad. No me esfuerzo ni siquiera en buscar mi bien.

Conduzco por toda la ciudad viendo que cada vez está más horrible. No hay nada bueno, todas las luces me ciegan un poco. Llegó hasta el aeropuerto al otro lado del puente. No soy idiota ni nada por el estilo, simplemente no quería venir. Todo el mundo pasa a mi alrededor fingiendo que no me miran como si fuera una aberración. Hay pocas personas no demasiadas, pero aquí las pocas que hay me miran. Todos sus ojos están en mí.

Todo está oscuro hasta que lo veo. Sonríe, sé que es el capitán, por qué nadie dentro de este maldito aeropuerto a esta hora se vería como él, sus brazos están bronceados, su piel es bronceado, su cabello es rebelde y rizado, tiene los ojos negros y tiene una altura de capitán. Debe haber alguna norma que diga que no puedes ser capitán, a menos de que midas uno ochenta como mínimo, él es alto, tal vez uno noventa, tal vez menos. Él se da de cuenta que la persona que lo vino a buscar soy yo se acerca a mí.

     —Tienes una aura muy cargada, parece que acabarás de matar a 500 personas —. Me sonríe—. Mucho gusto soy Sebastián Maquiavelo.

      —No me interesa, estoy esperando a mi abuelita de su viaje a Rusia aléjate de mí —. Su sonrisa muere al ver la confusión. Sigo parada ahí como estúpida tratando de fingir, sabía su nombre, simplemente no quería poner una maldita banderita o letrero que diga Sebastián Maquiavelo.

      — Lo siento, lo lamento mucho, yo pensé … Yo pensé que tú… No importa. Tal vez se le hizo tarde para venir por mí ¿Puedo esperar junto a ti?

Cerberus  Where stories live. Discover now