Capítulo 64

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El sonido de una tetera silbando y el aroma de desayuno casera guio a Remus desde el sótano hasta la cocina de la casa de Edith.

A Remus le dolían los músculos y el largo rasguño desde su cuello hasta su costado izquierdo le ardió, pero no era nada comparado con el dolor que sufrió en sus transformaciones cuando era más joven.

Un dolor que más de una ocasión hizo que la idea de tomar veneno flotara en su mente como un trago tentador.

—Buenos días— saludó Edith con una resplandeciente sonrisa desde la estufa, en su mano había una espátula, en su blusa tenia rastros de harina.

—Buenos días— respondió Remus sentado en la mesa de la cocina en frente suyo estaba Sirius dormido con la cabeza recargada en la superficie de la mesa.

Edith colocó tres tazas blancas para ellos y con cuidado vertió el agua caliente en las tazas. Con el poco tiempo de convivencia sabia que Sirius tomaba té Earl gray, Remus prefiera el chocolate caliente y Edith era una consumidora devota del café. 

Ella con cuidado despertó, Sirius con cara de trasnochado se incorporó. Los tres tomaron el desayuno en completo silencio, Remus notaba la mirada de Edith sobre su herida reciente.

—Tengo un poco de ungüento para esa herida— dijo Edith— Y algo de ungüento de menta para tus músculos, ya sabes, ayuda un poco con el dolor. 

El ungüento de menta de Edith fue una ayuda para su cuerpo habitado por las transformaciones, Remus empezó a dormir más relajado y junto a la poción preparada por Severus su vida mejoró un poco.

Ellos se miraron un momento, y Remus recordó cuando se besaron en la cocina en Yule luego de que los chicos estuvieran en la sala jugando y ellos recogieron los platos de la cena. Remus percibió el aroma a un perfume de vainilla delicado.

Remus se sonrojó al recordar eso y miro a Sirius, sus ojos grises brillando de manera divertida intercalada sobre él y Edith. Sirius le guiñó un ojo antes de seguir desayunando.

—La señorita Potter me ha estado pidiendo ayuda— dijo Edith.

—¿Qué le pasó a Bambi?¿Tiene malestar?¿Alguien la molestado?¿Algún baboso pervertido a estado detrás de ella?— empezó a preguntar Sirius preocupado— Nombres Edith. Dame nombres.

—No es nada malo— contestó ella rápidamente antes de darle un mordisco a su tortillas¿ de harina— Solo ha pedido consejo. Unos niños de primer año han empezados lecciones de las Vías Antiguas con la señorita Potter, y bueno ella me pregunto como fue mi educación, ya que también soy de padres muggles.

Sirius respiró tranquilo.

—Deberías calmarte Sirius— dijo Remus— Cordelia esta bien. Bueno, eso y que muchos chicos de su casa la siguen como cachorros perdidos.

—No es gracioso Remus— murmuró Sirius.

—Por la Diosa, la pobre niña terminará vistiendo santos con un padrino tan sobreprotector— rio Edith.

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Las semanas pasaron volando y el tiempo pasó rápido para Cordelia. Entre la ayuda a los más pequeños y sus clases encontró en las lecciones de Oclumancia un espacio para poder conectarse con ella misma.

—¿Sabe porque el director preguntó por mi?— preguntó Cordelia mientras caminaba a lado del profesor Snape hacia la oficina del directo.

—Solo me ha pedido que la lleve— contestó el profesor Snape, cuando se pararon frente a la estatua de Gárgola. — Dulces de limón.

Una perfecta señorita [VOL. I] [Theo Nott]Where stories live. Discover now