Capítulo 4

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Cordelia observó orgullosa el cabello de Hermione.

Con habilidad y un poco de agua logró domar ese cabello grueso y esponjoso en dos trenzas holandesas que se enroscaban de manera armoniosa en su nuca.

—Siento que me aprietan— dijo Hermione a punto de jalarse una de las trenzas.

—Quieta— Cordelia le dio un ligero golpecito en el peine a los dedos de Hermione— No arruinaras mi obra maestra.

Hermione arrugó la nariz, pero se quedó callada. Cordelia pensó seria en algún producto que ayudara al cabello de Hermione.

Cuando pudo sentir la textura del cabello de Hermione notó las puntas abiertas y quebradizas, además que el cabello tenía una apariencia seca y falta de brillo.

Luego de una charla que incluía algunos dulces del carrito. Cordelia controlaba su ingesta de azúcar y Hermione ya estaba a acostumbrada a evitar el azúcar.

Luego llegó el momento de llegar a la estación, amabas se cambiaron en el compartimento dándose la espalda y cerrando las cortinas.

Cordelia guardó sus guantes y volvió a revisar su peinado estuviera parejo y en su lugar.

Dejo su bolso de mano junto a su baúl, en la estación los esperaba un hombre considerablemente alto, con una barba prominente y una risa estruendosa.

—¡No más cinco por bote!— indicó el guardabosques.

Cordelia entrelazó su brazo con el de Hermione dirigiéndose a un bote donde un niño de mejillas redondas y cabello rubio como el maíz miraba preocupado a los lados.

—¿Podemos subir a este bote?— preguntó Hermione.

—Ah... si.. por supuesto— dijo el niño extendiéndoles la mano para ayudarlas a subir al bote.

Primero subió Hermione y luego Cordelia. La pelirroja sonrió, al menos algunos niños se comportan como caballeros, muy al contrario a los amigos de Dudley.

—Hermione Granger, un placer— dijo Mione extendiendo su mano, Cordelia hizo una anotación mental, enseñarle a como saludar.

—Neville Longbottom— aceptó el saludo de Hermione.

—Es un placer conocerlo, Heir Longbottom— saludó Cordelia inclinado la cabeza, recordando la etiqueta. El niño se le quedo viendo el rostro y miró la cicatriz que Cordelia deseaba con ansias poder cubrir con maquillaje.

Aquella estúpida cicatriz en forma de rayo le arruinaba el rostro.

—El placer en mio, Lady Potter— el niño imito su acción. Hermione parpadeó confundida ante el escenario.

El viaje del bote fue emociónate, el cielo nocturno decorado por las estrellas brillantes. El corazón de Cordelia latía fuertemente, la magia le picaban los dedos. Había sensación de hogar en el castillo.

Hermione se arrimó hacia un lado hundiendo su mano en las frías agua del lago mientras que Heir Longbottom se movía nervioso.

Al llegar a el otro lado de la orilla, el semi gigante de nombre Hagrid le tendió el sapo familiar de Heir Longbottom. 

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La profesora McGonagall hizo acto de presencia y Cordelia sonrió tiernamente cuando la vista de la severa profesora se posó en ella por medio minuto.

Cordelia sabía que debía estar bajo la gracia de los maestros. Ellos eran las personas que pavimentarían el camino de Cordelia y lo que ella deseaba conseguir. Solo tenía que esperar a que comenzaran las clases y analizar a cada maestro, tendría que saber a quienes encantar para que fueran aquellos que hablarían bien de ella.

Una perfecta señorita [VOL. I] [Theo Nott]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon