Una perfecta señorita [VOL. I] [Theo Nott]

Capítulo 38

Cordelia sollozó cuando despertó del sueño.

Se abrazó a su almohada, sabia que era una tontearía llorar por aquello que pasó hace casi mil años. Pero Rhea era tan joven, joven como el reflejo de sus padres cuando murieron.

Rhea solo quería mantener a cada brote de magia de la maldad de la ignorancia y el miedo, pero termino muriendo en los brazos de su hermano.

—¿Delia?— escuchó la voz de Hermione. Cordelia miró como Hermione miraba a los lados con un rostro adormilado.

—Estoy bien— contestó Cordelia esforzándose de que su voz no suene llorosa. —¿Puedo dormir contigo?

Hermione se dejó caer en su cama y abrió sus cobijas. Cordelia bajó de su cama y caminando en puntillas llegó a la cama de Hermione.

Ambas se pusieron cara a cara, Hermione abrió lentamente ojos mientras la tomaba de las manos.

—¿Estas bien?

—Si— dijo Cordelia— Solo fue un mal sueño

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Theo rodó ante las acusación de Blaise.

—Vamos amigo— insistió Blaise mientras tomaban el desayuno. —¿Tu fuiste el que envió las flores?

—Si— contestó sirviéndose té negro.

—Lo sabia— dijo victorioso— Pero ese movimiento te saldrá caro.

—¿Por que lo dices?— preguntó con su vista en la mesa de Gryffindor. Cordelia estaba sentada entre Longbottom y el Creevey. El niño al parecer estaba teniendo dificultad con su ensayo de Transformaciones y Delia se ofreció a ayudarlo.

—Muchos lo tomaran como una oferta de Cortejo, ahora que tu has dado el primero movimiento muchas madres la van a invitar a tardes de té y los Lords podrán sus hijos frente a Potter para tener el favor de ella.

Theo quiso darse un golpe en la frente. Estaba tan entusiasmado con su presente hacia Cordelia que se pasó por alto ese detalle.

—Así que fuiste tu el Apolo misterioso— dijo una voz seria frente a ellos. Theo casi se sobresalta cuando los ojos de Fraser se posaron sobre él.

—Fraser, por amor a Merlín, casi nos infartas—le reclamó Blaise.

—Lo siento— dijo sin amino Fraser aun con su mirada puesta sobre Theo.—Habla mini Lord Byron.

—Fui yo— contestó Theo con la frente en alto.

—Escúchame bien— empezó de decir Fraser con un tono serio— Delia es mi mejor amiga, el primer rayo de luz que he tenido en mi vida luego de esos fétidos años en Wools. Así que hazle daño y te las veras conmigo personalmente.

Fraser se levantó de la mesa y camino hasta la mesa de los gatos dorados.

—Eso fue intenso— dijo la prefecta Fawley a una distancia corta de ellos— Pero por lado bueno, es que tienes su media aprobación. Ya sabes, la opinión de las amigas es importante.

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—¿Entonces murió?— preguntó Pansy.

Las cinco estaban reunidas en el estudio de Lady Althaia, los tres diarios puestos sobre el escritorio de madera negra.

—Solo puedo pensar que Lucien estaba poniendo a salvo a su hijo y a su gente— dijo Cordelia— Y que regresó a casa solo para saber que su esposa estaba muerta.