Pues, yo quise hacer un edit pa' que doliera más. Awuenten y sean felices.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
▬▬▬▬❈❃❀ Megumi ❀❁✻▬▬▬▬
Mi papá es un buen cocinero; prepara sándwiches muy buenos.
Lo miré emocionado estando a su lado en la cocina mientras él preparaba lo que llevaría de desayuno a la escuela. Daba pequeños saltos de emoción al ver que había comprado lo que le siempre había querido probar, crema de maní, y cuando le conté, dejó repleta la alacena de varios pomos.
— Joder, deja de emocionarte tanto. Solo es un sandwich.— Suelta una risa mientras me miraba de reojo.
— ¡Es un sándwich preparado por papá! Eso es grandioso.— Exclamé sonriente.— En el orfanato comíamos cosas muy iugh, solamente arroz y verduras.
Papá me sonríe cálidamente y me toma en brazos para cargarme aún mientras sigue acomodando mi pequeña mochila en donde llevaría mi comida.
— Yo en casa comía sólo las sobras de mi familia, era una porquería.— Confiesa. — Te daré la comida más jodidamente buena que puedas probar.
— Pues lo único que me preparas son sandwiches.
— Mocoso malagradecido. Te callare la boca después de que cuando regreses a casa te dé una cena jodidamente buena.
— Uh, ya veremos.— Me crucé de brazos mientras inflaba mis mejillas.
Mi papá se preocupa por mí siempre.
— Megumi, ya volví.
Escuché sus pisadas y el sonido de las bolsas de compras ser colocadas contra la mesa, aunque fue poco el sonido porque fue opacado por el ruido que genere al vomitar contra el retrete.
Mantengo mis manos contra el retrete sintiendo mi garganta arder, lágrimas empapaban mis mejillas y habían manchas de vómito en mi ropa. Daba asco y quería ducharme antes de que él me viera.
— ¡¿Hijo?!. ¿Dónde estás?
Pareció que corrió por nuestra casa hasta concluir en el baño en donde yo estaba vomitando. Giré mi cabeza para ver cómo él parecía preocupado, no le mire por mucho porque volví a vomitar y mientras lo hacía, él sobaba mi espalda.
— Mierda, la quimio es jodida.— Chasqueo la lengua.
Cuando dejé de vomitar él me cargo en sus brazos, y rápidamente le di pequeños golpes en el pecho avegonzado.
— Apesto, apesto mucho. Me ducharé, no quiero ensuciarte, papá.
— Ugh, de verdad apestas.— Me saca la lengua y luego me sonríe.— Descuida, también estoy algo sucio de todas formas.
