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Un vestido blanco. Y una tiara de flores. Construí el día perfecto.
Las flores de cerezo brotaban de los árboles y ahora decoraban el suelo, un precioso rosado decoraba el frío y tenue cemento. Sonreí levemente mientras tomaba en mis manos varios pétalos para llevarlos a un lugar en donde nadie los pisara, eran demasiados, tantos que todavía no sabía ni siquiera contarlos.
Las nubes esponjosas cuán algodón decoraban el cielo y me gustaba cómo ese día, una fresca oleada de viento sacudía mi cabello. Regañe al instante en que varios de los pétalos que tuve en mis manos, fueron llevados por el viento.
— Papá, ¿Me veo bonita hoy?.— Cuestione inocentemente mientras veía como él estaba parado frente a mí con un cigarrillo en manos.
Sentí su mirada de reojo sobre mí, para luego sentir aquel aroma, el tabaco, impregnado en su ropa y ese aroma que me recordaba a él.
— Estoy contenta que hoy vayamos a festejar, ¡Seré una niña grande muy inteligente para luego cuidar de mamá y papá!.— Exclame mientras le extendía mi diploma.— Fui la mejor de mi clase, papá, ¡Mira!
Él no sé inmuta a verme. Infle mis mejillas y tímidamente acerque mi mano hasta el saco del traje negro que llevaba puesto pero al instante en que lo intento él me detiene colocando su mano sobre mi cabeza.
— Haces mucho ruido, niña.
Siento mis mejillas arder y solamente bajo la mirada. Jugueteo con el borde de mi vestido mientras esperamos a mi madre que salió después de unos minutos del sanitario y cuando la vi caminar hasta nosotros, no pude evitar saltar de la emoción.
Es el mejor día.
Mamá y papá están juntos en mi día especial.
En mi graduación.
Miré como mis ex compañeros salían a festejar con sus dos papás, y al fin, al fin lo tuve. Tener a ambos juntos, una familia completa.
— ¡¿A dónde iremos?!.— Cuestione emocionada dando pequeños saltos.— No.. No me digan, ¡Que sea una sorpresa!
Jugueteo con mis manos y solamente siento como mi padre me tomó de la mano para comenzar a caminar conmigo, me aferré a su mano, pocas veces lo veía y quería aferrarme a él.
Viajamos en su coche, me gustaba ver cómo todo se movía tan rápido; miré por última vez el preescolar al que fui, los árboles en segundos desaparecían de mi vista y sólo esperaba algo, crecer.
Hacer cosas emocionantes.
Que todo pasará rápido e hiciera sentir felices a papá y mamá.
