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— ¡Oye, guapa! ¿Y si hacemos un trío?
Me tocaron del hombro inesperadamente mientras me susurraba al oído. Me aleje bruscamente para ver a un chico de 3er semestre sonriendome.
Mi amiga; Fuyumi, que caminaba a mi lado miró de mala gana a nuestro compañero de grado avanzado para luego empujarlo lejos de mí.
Yo me limite a bajar la mirada levemente para luego suspirar y sonreír levemente.
— Ignoralo, Fuyumi.— Dije tranquilamente mientras la tomaba del brazo y nos alejabamos de él.
— Si vuelves a decir algo así, ¡Te mató cabron!— Le señaló amenazante mientras yo intentaba sacarla de allí.
Había comenzado el rumor de que le había pedido a Math que tuviésemos intimidad con su mejor amigo haciendo un trío, y que según él se había negado. Cuando en realidad él me lo había pedido.
No servía nada decir o discutir aquello, nadie me creería, después de todo desde que había entrado a la universidad habían rumores de mí.
Al parecer mis compañeros de preparatoria no dejaban de darme problemas.
Fuyumi y yo salimos de la facultad para comenzar a caminar hasta una cafetería cercana en donde a Fuyumi le encantaba pasar el rato.
— No me mires con esa cara de cachorrito.— Me responde entre risas mientras me jalaba de las mejillas.— Yo invito hoy.
Ella sabía perfectamente de mi condición económica, sabía que no vivía en las mejore condiciones y que trabajaba para pagar desde mi matrícula, comida y renta.
Pero no sabía sobre mi madre, y no quería que se enterará.
Ambas entramos a aquella cafetería para caminar hasta el mostrador. Fuyumi me pide un frappe de caramelo mientras que ella se había pedido un café latte.
— Ay, ¡Desearía darle una patada en los inexistentes huevos de Math!.— Pronuncia entre risas mientras le daba un pequeño sorbo a su café.
Solamente me limite a reír levemente mientras caminábamos hacia una mesa vacía, mientras caminábamos observé en una mesa una pareja.
Fuyumi comienza a reírse discretamente para luego acercarse a mí oído mientras llegábamos a una mesa vacía.
— ¿Esa no es la profe de anatomía?.— Comienza a reírse mientras tomábamos asiento.
Visualice a la mujer rubia que poseía varias operaciones en todo su cuerpo, el rumor en la facultad era que casi todo su cuerpo había sido arreglado con cirugía plástica. Era muy guapa.
— Con un hombre terriblemente caliente, ¡Madre mía! A ese sí le pido que me de, y no consejos.— Dice entre risas.
— Oh.
Una cabellera negra estaba frente a la cabellera rubia de nuestra maestra, él hombre que la acompañaba llevaba pura ropa color negra y bebía una taza de café con una amplia y coqueta sonrisa en su rostro.
Trague saliva nerviosamente al reconocerlo, él dirige su vista hacia nuestra mesa, conecta sus ojos por un segundo con los míos para sonreirme y acercarse a la profesora para besarla.
— ¿Será su novio? Creí que era una solterona.
— No lo creo.— Susurre apenada mientras le daba un sorbo a mi frappe.
Miraba como el señor Fushiguro besaba apasionadamente a aquella rubia que gustosamente lo aceptaba.
Apreté mis labios levemente para luego recargar mi codo en la mesa para colocar la palma de mi mano en mi mejilla mientras suspiraba.
— En fin, ¿Hoy trabajarás en el bar?
Solamente asentí con la cabeza mientras recordaba como mi jefe me había amenazado con que sí volvía a discutir con un cliente, no sólo no me pagaría, sino que me despediria.
— Sí.
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— Oye, Mocosa.
Me gire a ver a mi madre mientras yo guardaba en mi bolso mi cartera y mi celular. Ella estaba de pie con una cerveza en manos mientras su compañero de drogas la besaba en el cuello.
— Cuando regreses quiero que traigas llervita, más te vale que la traigas o... — Alzó su mano dispuesta a golpearme, yo solamente alcé mis brazos para cubrirme.
Ella no me golpeó, solamente me miraba fijamente con aquella mirada de indiferencia.
— S.. Sí, mamá.
Solamente tomé mi bolso para colocarmelo dispuesta a salir de casa. Camine hasta la salida para girar el pomo y salir de allí.
No me di cuenta y al momento al salir a prisa, choque con alguien. Alcé la vista para encontrarme el rostro del señor Fushiguro mirándome con su típica sonrisa mientras fruncia el ceño.
— Me preguntaste que si era prostituto, pero tú vestida así lo pareces.
Me sonroje levemente mientras me tapaba con mi abrigo negro, el uniforme era un horror. Un vestido de lentejuelas rojo totalmente ajustado y sumamente relevador.
— E.. Es mi uniforme, señor Fushiguro.— Le mire mientras reía nerviosamente.— Trabajo en un bar.— Justifique.
Él ríe para luego colocar su mano en mi cabeza para despeinarme levemente mientras me miraba. Se aleja de mí.
— Jamás te pregunté, niña.
Él se dirigió a la puerta de su departamento ignorandome. Yo solamente sonreí levemente mientras me acomodaba mi bolso.
El señor Fushiguro es tan indiferente y atento a la vez.
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Dejen su estrellita y un comentario. 💕💟
Las cosas chidas empezarán más adelante, mientras tanto, ¡Hay que disfrutar de esta peculiar relación entre la insegura Jules y el radiante Toji!
