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— Jules, ya estás ebria.
— No seas aguafiestas, Fuyumi. ¡Me estoy divirtiendo!
Bailaba moviendo mis caderas al sonido de la musica mientras sentía las manos de Math acariciar todo mi cuerpo, incluso se frotaba en mí.
Yo tenía en manos un vaso con vodka mientras reía levemente, realmente no pensaba con claridad.
Todo era borroso y blanco, quería olvidarlo todo. Mi cuerpo dolía como el infierno y me sentía tan mal.
Veo como Fuyumi detiene la mano de Math que intentaba tocar mis pecho, le miró enojada.
— Cómo su pareja deberías de saber cuando hacerla parar.— Habla seriamente.
Escuchó una risa por parte de Math mientras besaba mi cuello.
— Oh, no estés enfadada, Fuyumi. Incluso puedes unirtenos.
— ¡Jodete, Math!
Le pega en el pecho para alejarlo de mí para luego ella tomarme del brazo para sacarme de la fiesta. Yo me tambaleaba y reía levemente mientras la seguía.
Ambas salimos de aquella casa para luego ella casi arrastrarme hasta su coche deportivo, para subirme en el asiento trasero.
Ella lanza su bolso enojada al asiento del copiloto para luego encender el auto y comenzar a conducir.
— Eres una idiota, ¿Qué te dijo para que volvieras con él?.
— Me dijo que me amaba.— Susurre.
— ¿Y le crees? ¿A un gillipollas como él?.— Me Cuestiona un un tono de ironía.
Tome un abrigo de ella que estaba en el asiento para taparme con éste. Sentía mi feminidad doler, él había sido tan brusco.
— Le creo.
— Mereces algo mejor.
Sonreí tristemente mientras me acomodaba en su coche mientras ella conducía.
— En realidad, sólo merezco lo peor.— Susurre con una leve sonrisa mientras sentía mis ojos ctistlizarse.— Siempre merecere lo peor y sabes perfectamente porque.
Ella permanece en silencio para seguir manejando.
Realmente no sabía si estaba feliz de haber regresado con Math o no, pero, me ponía un poco feliz saber que tendría a alguien a mi lado, que me quisiera.
Toda mi vida estuve sola. Cuando apenas era una niña, mamá jamás estuvo en mis juntas académicas, no me miró recibir mi primer reconocimiento a pesar de que me esforzaba por su atención, se la pasaba drogada. Y mi padre, él me visitaba ocasionalmente para llevarme juguetes y dinero, para luego decirme que "No lo molestará a él ni a mamá." que ambos tenían sus líos que debían resolver.
¿Y yo? Parecía ser parte de esos líos.
Escuché su auto detenerse frente a una gran mansión blanca. Ella se bajó del coche para luego ayudarme a mí a bajarme de éste.
Ella coloca mi brazo detrás de su hombro para ayudarme a caminar. Ambas entramos a su casa que estaba vacía.
— Hoy te quedaras conmigo, ¿Bien?.— Deposita un beso en mi mejilla mientras me guiaba hasta su habitación.
Ambas llegamos a aquella habitación de paredes blancas con una decoración tan sofisticada y prestigiosa. Tenía varios reconocimientos y diplomas, y muchas fotos familiares.
Ella me acuesta con suavidad en la cama para luego quitarme mis tacones, me quita el vestido para luego colocarme un vestido de pijama azul. Ella también se cambia para luego acostarse a mi lado.
Yo estaba boca arriba mirando su techo, tenía estrellas neón pegadas. Siento como me abraza.
— Te quiero, Jules.
— También te quiero y gracias por estar a mi lado.
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Desperté con un gran dolor de cabeza y con unas ganas insasiables de tomar agua. Me puse de pie sin despertar a Fuyumi que dormía plácidamente.
Comencé a caminar descalza por su casa, era tan enorme y hermosa. Sus padres tenían mucho dinero, más su hermano según tenía entendido.
Llegué hasta la cocina para servirme un vaso con agua, comencé a beberlo mientras recordaba lo que había hecho con Math en su coche.
Lleve mi mano a mi frente mientras suspiraba. Realmente no lo había disfrutado ni en un instante, solemente él me había tomado para su mero placer.
— Vaya. No sabía que teníamos visitas.— Me gire sobre mis talones para ver al hermano de Fuyumi caminar hasta el refrigerador.
Llevaba un uniforme negro y unos lentes oscuros, y poseía una amplia sonrisa en el rostro.
— Oh, tú eras Jules, ¿No? La amiga de mi hermanita.— Me señala mientras me sonreía.
— Sí, hola.— Sonreí levemente mientras le daba un sorbo a mi vaso con agua.
— ¿Tuvieron una pijamada? ¡Eso sería tan genial!.— Alardea mientras se recargaba en la pared mientras mordía una manzana que había tomado del refrigerador.
Yo me limite a mirarlo. Ambos eran tan idénticos, casi como 2 gotas de agua. Ambos eran albinos, altos y hermosos en todo el sentido de la palabra, aunque sus ojos desconocía si eran del mismo color. Los de Fuyumi eran verdes claros, y los de Gojo no podía verlos.
— En realidad fuimos a una fiesta.— Aclaré.
— Ah.~ Mejor aún.— Dice entre risas.— Ojalá ella me invitará, ¡Suelo ser el alma de las fiestas!
Reí levemente mientras caminaba en dirección a la salida para dejarlo sólo, realmente no quería generar más molestias.
