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— Por favor no te vayas, quédate un poco más.
Con una mirada sin interés mira a aquella mujer con la que había tenido sexo casual, ni siquiera sabía su nombre y realmente no le interesaba.
Se acomoda sus pantalones para luego tomar del mueble que estaba al lado de la cama, aquella caja de cigarros y un encendedor. Enciende un cigarro para colocarlo en la comisura de sus labios mientras miraba con desdén a aquella mujer.
— Estuvo bueno.— Sonríe ampliamente mientras soltaba una risa.
La mujer lo mira suplicante mientras se acercaba a él dejando caer la sabana que cubría su cuerpo para acercarse gateando hacía él.
— Quédate, te pagar..— Toca la mano del hombre que fue alejada bruscamente de ella.
Toji soltó una carcajada al ver tan humillante escena, aquella mujer suplicando por él aumentaba su ego de manera imperial. Reconocía firmemente que las mujeres lo adoraban y por eso se aprovechaba de eso.
— Ya te folle como una perra, ¿Qué más quieres?.— Le da una profunda calada a su cigarro.
— Dejaré a mi esposo por ti, me encanta cuando tenemos sexo, me haces sentir mejor que el aburrido de mi esposo.
Toji Fushiguro había comenzado a caminar por la habitación del motel para acercarse a aquel fino bolso de la mujer para sin pudor alguno, sacar un par de billetes de aquella cartera que a simple vista se miraba carisima.
— ¿Y yo para que rayos quiero que dejes al bastardo de tu esposo?.— Ríe mientras guardaba aquellos billetes en su pantalón.— Seguro ese bastardo te da todo el dinero que tienes, no me conviene que hagas esa idiotez, este motel en el centro de Tokyo está jodidamente genial.
La mujer permanece en silencio mientras miraba a aquel hombre de ancha espalda y prominentes músculos.
— Entonces, no lo dejaré. Pero follame siempre, tú me gustas bastante.
Toji apaga el cigarro en el cenicero para caminar hasta la salida del motel mientras reía sonoramente.
— Ajá.— Gira el pomo de la puerta, se detiene un segundo.— ¿Cómo demonios te llamabas?
— Eva. Toji, nos conocemos desde que tu esposa mur...
— No me interesa.— Chasqueo la lengua para luego salir de aquel lugar.
