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—Satoru, ¿P.. Por qué estamos solos?
El aire golpeaba en mi rostro mientras pedaleaba en aquella bicicleta mientras lo seguía. Estábamos recorriendo el pueblo en donde estábamos tratando de "disfrutar" nuestras vacaciones.
Era nuestro último día allí, volveríamos a Tokyo y, todo volvería a ser lo mismo. Quería quedarme allí, en aquella burbuja, temiendo volver a aquel departamento del señor Fushiguro.
— Oh, porque esto es una cita.
Abro mis ojos con sorpresa mientras lo seguía, veo cómo el gira su cabeza para verme rápidamente con una amplia sonrisa.
Traía unos shorts negros y una camiseta de botones azulada que estaba desobotonada, mientras que yo llevaba también un short y una sudadera gris.
Observó a nuestros alrededores aquel pequeño pueblo que era tan colorido y tranquilo, la gente caminaba tranquilamente mientras hacían compras.
Veo como Satoru se detiene frente un local de paredes amarillas, me detengo al igual que él para bajarme de la bicicleta mientras lo veía confundida.
— Espérame un segundo, dulzura.
Lo veo entrar rápidamente a aquel local mientras yo lo esperaba afuera. Abrace mi cuerpo mientras recordaba la noche anterior; dónde el dividió la cama con almohadas cuando le dije que no quería que me tocará.
Era tan paciente.
Sacó del bolso de mi sudadera de mi celular para ver como no habían mensajes nuevos, él seguía sin darme señales de algo. Era como, si hubiese huido.
"Jules" Señor Fushiguro, ¿Cómo se encuentra hoy? 💞✨ Yo estoy en la playa en estos momentos con algunos amigos. ✨☺️
Y Sukuna. Ese chico.
Hago una mueca y recuerdo los moretones que dejó en mis muslos y aquellos chupetones en mis clavícula. Tomó una bocanada de aire.
"Sé que soy molesta pero, me gustaría saber que se encuentra bien, porque me preocupo por usted. Por favor, vuelva. Te extraño, Toji."
— ¡Volví!.— La respiración de Satoru a mis espaldas me hace dar un pequeño salto del susto. Apago rápidamente la pantalla de mi celular mientra me giraba a verlo.
Veo como hace una mueca para luego sonreirme y colocar su brazo detrás de mí nuca mientras me enseñaba una canasta.
— ¡Prepare algo muy especial!.— Exclama entusiasmado.— Compre postres, quesos y una botella de vino buenísima.
